EN EL FILO DE LA MUERTE
- En la Utopia de cada uno está la libertad de la vida. Vida que creemos eterna en su sentido original, cuando somos chicos, y que vamos decubriendo caduca, limitada y huidiza, en nuestra vejez.
- La muerte es el gran reto. Algo que asusta, inquieta y reclama. Algo conocido y sorprendente. Muy serio y desconcertante. Decimos que alguien “se ha ido”, pero somos nosotros que nos vamos y le dejamos solo y cadaver. A enfrentarse con su destino, cerrado y eterno sin nada que ver con mi requerida movilidad.
- “Morir no me asusta”, dicen los estoicos implacables. Pero, el final de una vida es difícil de asumir, si he vivido sin freno, sin medida y sin tino. Morir es concreto, es un agujero que no puedo obviar. “Todo fluye y nada permanece”, decía Heráclito de Éfeso, pero también que el devenir del cosmos está regido de acuerdo con lo que Heráclito mismo denominó el “Logos”.
- El “Evangelio según Juan” empieza diciendo: “ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ λόγος, καὶ ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν, καὶ θεὸς ἦν ὁ λόγος: en el inicio existía el Lógos, y el Lógos existía abocado hacia el Dios [ el Padre] y el Lógos era Dios”. El Lógos que según Heráclito rige el cosmos es el Lógos de Dios.
- También el Lógos de Dios rige el “πάντα ρεῖ” (todo fluye) y nada permanece de mi vida que cae en el agujero de la muerte. Eso es capital.
- Però, también lo es lo que Jn 1, 4 dice tres versículos mäs abajo: “ἐν αὐτῶ ζωὴ ἦν, καὶ ἡ ζωὴ ἦν τὸ φῶς τῶν ἀνθρώπων·: en èl [ el Lógos] està la vida, y la vida es la luz de los hombres”. El Lógos que rige el cosmos y el microcosmos que soy yo, es la verdadera vida que es mi luz. Es mi luz en el agujero de la muerte.
Jaume González-Agàpito