ESTAMOS TODOS LOCOS?
- Es duro vivir en una sociedad con una grave crisis de identidad. Sociedad en la cuál ser cristiano no es fácil en su misma entidad y en su exigència de coherencia. Y es más difícil si uno lo quiere ser evangèlicamente. No por simple tradición o por simple conservatorismo político.
- Los católicos “bien pensantes” del siglo XXI están más solos que la una. La Iglesia institucional ha ganado quizás en piedad, pero ha perdido no poco por ignorancia y falta de creatividad.
- Un medio siglo que ha sido un gran momento para las iniciativas anticonciliiares, contraconciliares, pseudoconciliares y falso-conciliares. Un medio siglo de gran confusión por poca teología y mucho magisterio. Muchos nuevos movimientos y una crisis terrible de los y las religiosos/as, que ahora llaman ‘consagrados’.
- Medio siglo en el cuál, dado el derrumbe, aquí, de los escolapios, jesuítas, salesianos, maristas y hermanos de La Salle, entre otros muchos religiosos, los católicos encontraron en las instituciones vinculadas con la Prelatura del Opus Dei o con los Legiobarios de Cristo, su refugio y su ‘salvación’.
- Un cuarto de siglo con nuevos católicos. Con seglares ‘comprometidos’ de una infinidad de grupos. Con pocos curas y menos curas bien preparados intelectualmentre. Ha sido el momento de ‘encastillarse’ cada uno en su “iglesia particularista’.
- Pero, a todos nos ha tocado nuestro loco de turno. O, a algunos, nuestros dos o más locos. Esos locos que quieren fabricar el “Reino de Dios” en este mundo, pero a imagen y semejanza de ellos mismos. Lo que hemos dejado en sus manos, aparentemente funcionaba bien, pero, en realidad, era un desastre. La culpa era del tornillo que faltaba al artista y de la demasiada bondad de su responsable.
- Responsable que tuvo, él mismo, el peligro de perder algún o algunos tornillos. Responsable que ha sido calumniado, traïcionado y que se ha intentado eliminarlo por sus locos de turno. Responsable que, por fin, en està Iglesia vacilante, en crisis constante y con tantos anti-papales, ha dicho; “Hasta aquí podiamos llegar!, y ha dicho a sus locos de turbo que se podían ir a sus casas.
Jaume González-Agàpito