TÉMPORAS DE ACCIÓN DE GRACIAS
- “Las Témporas” como días de acción de gracias y de petición son ya una expresión extraña y anacrónica para cierto catolicismo pelagiano, interesado en el control de las conciencias y con pretensiones de autosantificación.
- Para esos católicos anti-Concilio Vaticano II, enraizados en pretendidas revelaciones esotéricas a su intocable fundador, o fundados por algún impresentable que algún papa confundió con un santo para proponer al clero, o seguidores de ciertas ideologías políticas disfrazadas de fidelidad al magisterio pero contrarias al Papa Francisco, eso de “Las Témporas” les suena a algo de otra galaxia.
- Así, esa expresión ‘popular’ tan española y poco señorial, aunque pretenda ser figurada, de “Confundir el culo con las Témporas”, adquiere su sin-sentido incluso para los que no tienen sentido común. És grave que en una época tan preocupada por la “Inteligencia Artificial”, muchos católicos, con carnet de ciertos inventos, no celebren las Témporas.
- Las Témporas, en la Iglesia católica latina, son breves ciclos litúrgicos, correspondientes al final e inicio de las cuatro estaciones del año, consagrados especialmente a la plegaria y a la penitencia. En su origen, el objeto de las Témporas era dedicar un tiempo a dar gracias a Dios por los beneficios recibidos de la tierra y a pedirle su bendición sobre las siembras para que produjeran cosechas abundantes.
- La comunidad cristiana actual ofrece a Dios, terminada la recolección de las cosechas, una sentida acción de gracias y una petición de protección. Las Témporas son una buena ocasión para rogar a Dios por las necesidades de la humanidad, principalmente por los frutos de la tierra y por los trabajos de los hombres, dando gracias a Dios públicamente.
- Pero, las Témporas, como propone cierto catolicismo aburguesado, no son “el fin de las vacaciones y el inicio del curso o del trabajo ‘normal’, ya que la Iglesia, como él Papa Francisco, no tiene un periodo oficial vacacional ante-Temporas.
Jaume Gonzalez-Agàpito