EL ENEGMÁTICO DUALISMO DEL PROFETA EZEQUIEL
- A pesar de los retoques a base de elementos considerados como inauténticos por la crítica, que en este caso, como en otros, tienen un valor permanente en sí mismos y que no podemos marginarlos, como si fueran un simple relleno, el “Libro de Ezequiel” ofrece una imagen clara y realista de Ezequiel.
- Ezequiel es el hombre de grandes visiones que recuerdan los viajes celestes y los raptos de los apocalipsis posteriores, el realizador de acciones simbólicas de gran barroquismo. Es un poeta brillante, rico en metáforas, a la vez que un predicador y un pastor, que lo mismo destruye sin piedad, que reconstruye con sumo cuidado.
- Ezequiel es casi un verdadero y propio filósofo de la religión cuando discurre sobre el proceder de Dios con los pecadores y los justos. Ezequiel es el constructor del nuevo templo y de su culto, que tiene en cuenta lo más grande y lo más minimo de las celebraciones cultuales.
- Además, Ezequiel nos acerca al hombre, o al “hijo de Adán”, como Dios le llama (2,3), que parece m, al principio del libro, un ser extraño, hosco e incluso repulsivo, pero que luego se revela como una naturaleza afectuosa y sensible, pero que intenta ocultar su interioridad tras un duro caparazón.
- Igual que el hombre ‘Ezequiel’, también el libro es una «complexio oppositorum»; la diferencia entre los patéticos y enérgicos poemas contra
Egipto y Tiro y las sobrias reflexiones sobre la retribución (cfr. cc.18 y 33)
es tan grande que se comprende la dificultad de algunos eruditos para atribuirlos al mismo autor. - Pero, prescindiendo de que las alegorías elaboradas, como la de la vid y el poema de la leona (cfr. cc. 15 y 19), constituyen un tếrmino medio entre ambos extremos, no hay razón suficiente para negar uno u otro a Ezequiel; sobre todo, si recordamos que también en los profetas más antiguos aparecen juntos dichos muy distintos en su forma y en su contenido.
- Para citar los dos polos que parecen excluirse, Ezequiel no es sólo «el poeta de retórica deslumbrante, fantástica y apasionada», ni sólo el literato sacerdotal rígido, pionero del judaísmo legalista y ritualista», sino ambas cosas y algo más. Ezequiel es el antecesor de la religión del Israel del ‘retorno’: deuteronómico y sacerdotal.
Jaime González-Agàpito