LA MISA FESTIVA: JUEVES SANTO DE 2025

Ex 12, 3-8.11-14; 1 Cor 11, 23-26; Jn 13,1-15. Sugestiones de Mons. Jaume González-Agàpito para la plegaria y para la preparación individual

1. La liturgia de esta fiesta es extraordinaria porque la primera lectura representa la preforma veterotestamentaria de la cena pascual. La segunda lectura, de Pablo, representa su cumplimiento en el Nuevo Testamento. La perícopa evangélica no repite el relato de la institución de la Eucaristía, sino la actitud de Jesús en su don a la Iglesia y al mundo: en la escena conmovedora del lavatorio de los pies. El relato histórico debe abrir los ojos de los discípulos para ver lo que hay en la institución de la Eucaristía y que ellos, en cada celebración eucarística, celebran.

El cordero pascual

2, Todo este relato de la cena de Pascua, en sus diferentes elementos, se explicita en la celebración cristiana y se cumple en el futuro.

3. El cordero, como víctima, no debe tener ningún defecto, ha de ser macho y joven: solo lo mejor es suficientemente bueno, ninguna mancha puede adherirse a él. Y la comida debe tomarse como en un viaje y como “en un apuro”.

4. Para entender esto de una manera cristiana: a través de la salida del mundo mortal en dirección a Dios, a través de la muerte y en la “tierra prometida” cerca de Él, no en la conveniencia de avanzar sin preocuparse por un ignoto futuro.

5. En todos los relatos sinópticos, joánicos y paulinos, no aparece en la celebración de Jesús, el cordero pascual. El cordero cristiano es precisamente el Resucitado, que nos introduce a una “vida nueva, oculta en Dios” (Col 3, 3).

6. Y la sangre del cordero debe haber sido colocada en el dintel de nuestra puerta para que el juicio de Dios pueda pasar sin tocarla. Sólo la sangre de Cristo, nos salva del juicio, porque él ha ganado en el juicio sobre el pecado y se ha convertido en nuestro juez misericordioso como único salvador.

La Eucaristía

7. Pablo informa sobre cómo se celebró esa Pascua. La oración de acción de gracias de Jesús hecha sobre el pan: “Esto es mi cuerpo para vosotros. Haced esto en conmemoración mía”. Lo mismo sobre el cáliz, que “es el nuevo y eterno Pacto en mi sangre”. Y se agrega: que cada comida eucarística sea “el anuncio de la muerte del Señor”.

8. La ceremonia del Antiguo Testamento ahora recibe su sentido más profundo: significa la dedicación en el sumo amor, hasta el punto de que Aquel que se ofrece a sí mismo se convierte en alimento y bebida de aquellos por quienes se ofrece.
9. Él mismo es el Sumo Sacerdote que convierte este sacrificio en el poder para aquellos a quienes se les ha dicho: “Haced esto”. Es que el hombre y Dios que se entrega a nosotros, en un acto para la vida eterna, da el poder, no de ‘repetir’, sino de ‘renovar’ ese acto. Pueden ofrecer el sacrificio del Hijo, Cordero de Dios, al Padre.

El lavatorio de los pies

10. El lavatorio de los pies. Es “una demostración de amor hasta el fin” (Jn 13, 1). Una acción de amor, que Pedro siente como totalmente inadmisible, es, para él, como el mundo al revés.
11. Pero es precisamente esta realidad inversa la más directa, que debe dejarse en primer lugar a sí misma (y exactamente cómo lo hace el Señor, sin un signo negativo), en humillación por medio de su amor infinito.

12. Aquí hay “un ejemplo” referencial (13, 14), que implementa la misma efusión del amor por los hermanos. Esto es, en el Evangelio, la demostración tangible de lo que se dará a la Iglesia, poco a poco, en el misterio de la Eucaristía es la correspondencia: deben convertirse para los demás en un alimento comestible y en una bebida ‘potable’.

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