EL CURA SECULAR

  1. Un jerarca eclesiástico de otro país exponía recientemente así el rol del « cura diocesano o secular »: « Quien va al sacerdocio tiene que tener claro que no se va a casar, que no va a tener pareja, ni hijos, ni esposa [… ] que su futuro está en celebrar la Misa, confesar, dar dirección espiritual, llevar la unción de los enfermos todos los días […] debe saber que lo pueden cambiar de parroquia o comunidad cada 5 años, que no debe manejar el dinero que recibe para su uso personal». Después da unas recomendaciones para que los fieles acojan, comprendan, dispensen y ayuden a esa especie de funcionario clerical que ofrece su servicio continuo en las parroquias y otros servicios eclesiales.
  2. Los señores obispos, que actualmente, en España, forman una especie de club y gremio gerencial, que mira con santa comprensión a sus curas seculares y se ocupa de ellos « pastoral y sinodalmente », guarda, sapiencialmente aquella misma distancia ‘protectora’ respecto a ellos que algunos otros clérigos con un servicio a la Iglesia en un status más elevado o más ‘internacional’, guardan respecto a ese episcopado ‘residencial’ considerado más ‘plebeyo’.
  3. Tampoco la Santa Sede en esos 10 Grupos de estudio sobre temas para la próxima sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que acaba de publicar, se ocupa de ese pobre, sufrido y trabajador clero secular de a pie.
  4. Un « cura de almas secular », queridos señores dirigentes de la Iglesia Católica « universal y particular » y queridos fieles, consagrados o no-consagrados, adictos o desadictos al querido y verdadero Papa Francisco, de Misa corta, larga o especial, de espiritualidad vaticanosecundina, tridentina o inventada por el gurú de moda, no es un simple funcionario al servicio del cliente católico. Es algo mejor!
  5. Es un católico de rito latino que, llamado por Dios, es consagrado a él y « se casa con la Iglesia de Cristo ». No « se santifica » con votos o inventos humanos, sino que, como dice San Agustín en una hermosa carta, lo santifica Dios en, por y para su servicio en el ‘Altar’ que es nuestro Señor Jesús el Cristo en la Esposa que es la Iglesia.
  6. Además de los ‘servicios’ sacramentales y pastorales, « el cura secular » también reza, especialmente cuando celebra cada día, entero y al menos en cinco ‘horas’ distintas, el Oficio Divino, aquello que San Benito de Nursia llamaba, en los siglos VI-VII, el « Opus Dei ».

Mons. Jaume González-Agàpito

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