EL DERECHO A LA INVIOLABILIDAD DE LAS COMUNICACIONES
- Quid Principi placuit legis habet vigorem, fue un principio que, además de haber sido recibido en el derecho de la Corona de Castilla, fue una de las claves del maquiavelismo y de todos los absolutismos,
- El Principe, y el Estado, no pueden violar, aunque asî les plazca, los derechos fundamentales de los ciudadanos. Uno de ellos es el derecho a la libre y personal comunicación (para las personas físicas y para las personas jurîdicas) en su entidad y en su reserva.
- Son violaciones del derecho a la correspondencia aquellas conductas delictivas que implican un quebrantamiento del derecho fundamental al secreto de las comunicaciones de las personas físicas y de las personas jurídicas reconocido a las mismas.
- El derecho a la inviolabilidad de las comunicaciones o derecho al secreto de comunicaciones, es reconocido a toda persona en la Constitución Española, art. 18, 2º,
- El ordenamiento jurídico penal prevé también figuras que sancionan a las autoridades, a los funcionarios y a los particulares que infrinjan determinados derechos civiles.
- Uno de ellos es el derecho a la inviolabilidad de las comunicaciones o derecho al secreto de comunicaciones,
Hoy día, han cambiado mucho las formas de comunicación, pero muy poco las leyes que las regulan. La ‘correspondencia’ interpersonal (fîsica y jurídicamente considerada) es bastante diferente de la de hace 50 años. Las normas son mucho más amplias.. - Violar, con la ‘inteligencia’, el secreto de la ‘correspondencia’ no puede quedar a ver qué es lo que dice y ‘place’ al ‘Principe’. Tampoco, en una detestable confusión entre lo legal, lo legîtimo y lo justo, puede dejarse todo a una resolución legalista dado el trágico positivismo jurídico que nos domina.
- Tanto la sociedad, como el estado, como las personas físicas, como las jurídicas, deben hacerse una gran pregunta: cuál es el fundamento último e inviolable de la persona humana y de la sociedad humana? Creo que la respuesta no la puede dar el Derecho positivista, sino esa olvidada ‘ancIlla’ que es la Filosofîa.
Jaume González-Agàpito