EL SÁBADO SANTO EN EL RITO BIZANTINO

1. Los Maitines del Sábado Santo son usualmente celebrados el viernes por la noche. Con çlos troparios: 

  • Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal, diste muerte al infierno con la brillantez de tu Deidad. Y cuando en las entrañas de la tierra levantaste a los muertos, todas las potestades celestiales exclamaron: oh Dador de Vida, Cristo Dios nuestro, gloria a Ti.  
  • El ángel estando junto a la tumba exclamo a las mujeres: la mirra es propia de los muertos, mas Cristo se ha mostrado a sí mismo ajeno a la corrupción.
  • Salmo 118 leído por completo cantando versos alabando la muerte del Salvador entre cada una de sus estrifas. 

2. Lectura de las alavanzas.

  • He deseado Tu salvación, Señor, Tu ley es mi delicia (Salmo 119:174)
  • La mente esta temerosa ante tu temible y extraño sepulcro.
  • Viva mi alma y te alabe, y tus juicios me ayuden (Salmo 119:175)
  • Las mujeres con especias vinieron temprano en la mañana a ungirte.
  • Yo me perdí, como oveja que se pierde: busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos.  (119:176)
  • ¡Con Tu resurrección concede paz a la Iglesia y salvación a Tu pueblo!

3. Después de la glorificación final a la Trinidad, la iglesia se ilumina y hay el primer anuncio a las mujeres que iban a la tumba. El celebrante inciensa la toda la iglesia.

4. El canon cantado en los Maitines continúa con la alabanza de la victoria de Cristo sobre la muerte por su propia muerte, y usa cada uno de los canticos del Antiguo Testamente como imágenes prefigurativas de la salvación final del hombre a través de Jesús. En este particular Sábado Cristo yace muerto:

  • Este es el más bendito Sabbat en el cual Cristo duerme, mas se levantará de nuevo en el tercer día. (Contaquio e Icos)
  • No te lamentes por mí, Madre, al mirarme en la tumba, el hijo el cual diste a luz de una concepción sin simiente, porque yo me levantaré y seré glorificado, y como Dios exaltaré incesantemente con gloria, a todos aquellos que con fe y amor te glorifiquen (Oda Novena del Canon) 

5. El celebrante se reviste con ornamentos oscuros y, mientras se canta la Gran Doxología, inciensa de nuevo la tumba del Señor. Después mientras la congregación con velas encendidas repite continuamente el canto del Trisagio, los fieles, con su presbítero o su obispo, que lleva el Evangeliario en sus manos y el epitafio sostenido sobre su cabeza, van en procesión alrededor de la iglesia.

Cuando la procesión regresa,  se cantan nuevamente los tropariosx y la profecía de Ezequiel 37, 1-14: 

  • “Y sabréis que yo soy el Señor, cuando abriere vuestros sepulcros, y os sacare de vuestras sepulturas, pueblo mío”

6. Con los versos de victoria de los salmos llamando a Dios a levantarse y con el canto continuo del Aleluya, se lee:

  • La Epistola de San Pablo a los Corintios:  “Cristo nuestra pascua ha sido sacrificado por nosotros” (1 Cor 5, 6-8).
  • El evangelio acerca del sellamiento de la tumba. 

7. Después vienen las Vísperas y los Maitines del Bendito Sabbat, junto con la Divina Liturgia que les sigue son, el adentramiento espiritual y litúrgico más profundo hacia el significado eterno de los eventos salvíficos de Cristo, vistos y alabados ya con el pleno conocimiento de su divino significado y poder. 

8. En el Sábado Santo mismo, las Vísperas son celebradas con la Divina Liturgia de San Basilio Magno. Este servicio ya pertenece al Domingo de Pascua. Comienza de forma normal con el salmo vespertino, la letanía, los himnos que el siguen al Salmo 140 y la entrada con el canto del himno vespertino. El celebrante está ante la tumba en la cual está colocado el epitafio con la imagen del Salvador en el sueño de muerte.

9. Siguiendo a la entrada que se realiza con el Evangeliario, se leen quince lecturas del Antiguo Testamento, las cuales todas están relacionadas con la obra de la creación y de la salvación de Dios que han sido recapituladas y completadas con la llegada del Mesías anunciado. Junto a las lecturas en Génesis acerca de la creación, y la pascua-éxodo de los Israelitas en los días de Moisés en el Éxodo, hay las profecías de Isaías, Ezequiel, Jeremías, Daniel, Sofonías, y Jonás así como fragmentos de Josué y de los Libros de Reyes, los canticos de Moisés y de los tres muchachis de Daniel. 

10. Después de las lecturas del Antiguo Testamento el celebrante entona la acostumbrada exclamación litúrgica para el canto del Himno Trisagio, pero se canta en su lugar el verso bautismal de la Carta a los Gálatas: 

  • Todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos (Gálatas 3:27). 

Sigue la lectura de la epístola. Rm 6, 3-11).

  •  “Porque, si han sido hechos una misma cosa con El por la semejanza de su muerte, también lo seremos por la de su resurrección”.

11. En este momento las puertas reales se cierran, y los celebrantes y los servidores del altar cambian sus ornamentos oscuros de la pasión con ornamentos brillantes de la victoria de Cristo sobre la muerte. En este momento también todos lis lygares de la iglesia  son cambiados a un color brillante que significa el triunfo de Cristo sobre el pecado, el mal y la muerte. 

Este revestimiento toma lugar mientras el pueblo canta los versos del Salmo 82: 

  • Levántate oh Dios, juzga la tierra: porque tú heredarás en todas las naciones. 

Después del canto solemne de los versos del salmo, a los cuales usualmente se les añade el himno que glorifica a Cristo como la Nueva Pascua, los celebrantes emergen del altar para anunciar sobre la tumba de Cristo la buena nueva de su triunfante victoria sobre la muerte y su mandamiento a los apóstoles: 

  • “Por tanto id, enseñád a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado (Mt 28, 19-20). 

12. El siguiente  himno remplaza al himno Querúbico:

  • Que toda carne mortal permanezca en silencio y en temor y estremecimiento, meditando nada mundano. Porque el Rey de Reyes y el Señor de Señores viene a ser asesinado, a entregarse a sí mismo como alimento para los fieles. Ante el van las huestes angelicales: todos los principados y potestades, los querubines de múltiples ojos y los serafines de seis alas, que cubren su rostro, cantan el himno: ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


 13. En lugar del himno a la Madre de Dios, se canta de nuevo la oda novena del canon matinal:

  • No te lamentes por mí, Madre, al mirarme en la tumba, el hijo el cual diste a luz de una concepción sin simiente, porque Yo me levantaré y seré glorificado, y como Dios exaltaré incesantemente con gloria, a todos aquellos que con fe y amor te glorifiquen.

14. El himno de la comunión proviene del salmo 78: 

  • Y se despertó el Señor, como un dormido: y se levanto salvándonos.

15. Originalmente está Liturgia era la Liturgia Pascual bautismal de los Cristianos. Y permanece hasta este día como la experiencia anual para cada cristiano de su propia muerte y resurrección en el Señor: 

  • Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él: Ciertos que Cristo habiendo resucitado de los muertos, ya no muere: la muerte no se enseñoreará más de él. (Rom 6:8-9)
  • Cristo yace muerto, pero esta vivo. Él esta en la tumba, pero ya está “pisoteando la muerte por la muerte, y dando vida a los que estaban en las tumbas:
  • “Él ha resucitado, él no está aquí; he aquí el lugar donde el pusieron” (Marcos 16:6).

Mons. Jaume González-Agàpito

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