EL SACRAMENTO DEL ORDEN EN LOS PADRES ANTENICENOS
I. Los distintos grados del clero
- San Clemente Romano, en su carta a la comunidad de Corinto (hacia el año 96), habla de la institución de «obispos y diáconos» por los apóstoles: «Predicaban por lugares y ciudades, e iban estableciendo a los que eran primicias de ellos, después de probarlos por el Espíritu, como obispos y diáconos de los que habían de creer».
1) Encuentra un anuncio de este hecho en Is 60,17, que se cita en la forma en que lo transcriben los LXX, aunque no literalmente, sino retocado de tal suerte que, junto a los Obispos (=inspectores), aparecen también los diáconos.
2) Aclara Clemente que los apóstoles, al establecer estos ministerios, actuaban por encargo de Jesucristo, quien, a su vez, fue enviado por Dios.
3) Así, la institución de los obispos y de los diáconos, a través de los apóstoles, se remonta a Jesucristo y, en último término, a Dios mismo.
4) Y, para prevenir futuras rivalidades en torno al oficio de inspeccionar, los apóstoles dieron la indicación de que, tras la muerte de los obispos y diáconos establecidos por ellos, otros varones probados habían de asumir su ministerio.
5) La colación del cargo debe hacerse con la anuencia de toda la comunidad, pero no por la comunidad misma, sino por los apóstoles, y, después de su muerte, por «otros varones prestigiosos», bajo los que hay que entender a los sucesores en el ministerio de los apóstoles.
6) Puesto que la colación del cargo, en definitiva, remonta a Dios, es una grave injusticia deponer sin motivo a los depositarios del cargo eclesiástico, como ocurrió en Corinto.
7) Lo mismo que Pablo en Flp 1,1, Clemente menciona también dos grupos de dirigentes eclesiásticos: los obispos, que gobiernan colegialmente a la comunidad, y los diáconos, como auxiliares de aquéllos.
😎 Aún no se habla de un episcopado monárquico.
9) En otros pasajes de la carta, Clemente designa a los jefes, igual que la carta a los Hebreos (13,7.17.24), como sacerdotes o oficiantes (1,3; 21,6); en otros pasajes, como presbíteros.
10) Los presbíteros se identifican con los obispis (42,4), tal como en Hech 20,17 y Tit 1,5. Su cometido más característico consiste en ofrecer los “dones sacrificiakes” (44,4), fórmula en la que hay que ver representada, sobre todo, la celebración de la eucaristía. - También la Didaché habla de la elección de «obispos y diáconos» de forma semejante a la Carta de Clemente:
1) “Elegíos, pues, obispos y diáconos dignos del Señor” (15,1).
2) Son elegidos por toda la comunidad.
3) Su nombramiento se relaciona causalmente con la celebración dominical de la eucaristía, de la que se ha hablado inmediatamente antes.
4) Su tarea principal es, por tanto, la celebración del culto litúrgico, que antes, al parecer, estaba en manos de los “profetas y maestros”. - Según las cartas de Ignacio de Antioquía,
1) Al frente de las comunidades de Asia Menor, a las que él escribe, (Ef 3,2), «hasta los límites de la tierra», hay un obispo monárquico, en cuyas manos está todo el gobierno de la comunidad.
2) El es el representante de la comunidad y el garante de la unidad de la comunidad en lo referente a la disciplina, al culto y a la doctrina.
3) El mismo Ignacio es obispo monárquico de Antioquía, en Siria.
4) En torno al obispo se agrupaba un colegio de presbíteros, al que se unen, como tercer rango, los diáconos.
5) El obispo ejerce la presidencia en lugar de Dios; los presbíteros, en lugar del consejo de los apóstoles; a los diáconos se les encomienda el ministerio de Jesucristo.
6)?La comunidad debe someterse al obispo, como a Jesucristo; al presbiterio, como a los apóstoles de Jesucristo, y a los diáconos hay que considerarlos como a Jesucristo.
7) Sin el obispo, no se puede hacer nada de lo que atañe a la comunidad.
😎 Sólo merece fiabilidad aquella celebración eucarística que tiene lugar bajo el obispo o un delegado suyo.
9) Sin contar con el obispo, no es lícito ni bautizar, ni celebrar la comida de caridad [el ágape].
10)) Los presbíteros son colaboradores del obispo, pero subordinados a él.
11) Los diáconos son servidores o ministros de la Iglesia de Cristo y ministros de los misterios de Jesucristo, lo que parece apuntar a un ministerio litúrgico dentro de la celebración eucarística.
12) Ignacio no dice nada sobre el origen de los oficios o cargos eclesiásticos, ni sobre el modo de su colación. - La carta del obispo Policarpo de Esrnirna a la comunidad de Filipos,
1) Iinculca a los presbíteros y diáconos sus deberes de estado.
2) Pide a los más jóvenes someterse a los presbíteros y diáconos, como a Dios y a Cristo».
3) No se hace mención de un obispo monárquico en Filipos.
4) Al parecer, la evolución del episcopado colegial al monárquico no se ha operado todavía con tan amplio alcance como en las comunidades de Asia Menor y Siria. - Hermas, escribe a mediados del siglo II,
1) Habla de obispos, presbíteros y diáconos.
2) Designa a los presbíteros explícitamente como «directores de la comunidad».
3) Hay que pensar que gabla del mmismo grupo de personas cuando, en otros pasajes, habla de los «conductores de la comunidad», de sus presidentes», y «pastores».
4) cuando explica la parábola de la edificación de la torre, menciona, juntos, a los apóstoles, obispos, maestros y diáconos.
5) Los apóstoles y maestros, que ya pertenecen al pasado, son los heraldos del mensaje de Cristo.
6) A los obispos les asigna el cuidado de los necesitados y de las viudas. Pero, pudo ser sólo uno de sus cometidos.
7) Como otros autores, parece que también Hermas designa con ese término a los dirigentes de la comunidad.
😎 También sobre los diáconos pesa la obligación de atender solícitamente a las viudas y huérfanos de modo subordinado a los obispos.
9) No se habla de obispo monárquico.- Es notable que Hermas reciba la orden de entregar una copia de las revelaciones que a él se le hicieran a Clemente, quien, a su vez, debe remitirlas a las “ciudades de fuera”.
11) Bajo este Clemente, no muy caracterizado, es difícil que se aluda a un personaje distinto a Clemente, el conocido discípulo de los apóstoles, autor de la Primera Carta clementina a los corintios, a cuya época, según parece, se remonta la primera parte del escrito de Hermas.
- Es notable que Hermas reciba la orden de entregar una copia de las revelaciones que a él se le hicieran a Clemente, quien, a su vez, debe remitirlas a las “ciudades de fuera”.
- Según San Justino:
1) El que “preside a los hermanos”, esto es, el obispo monárquico, dirige la celebración de la eucaristía.
2) Él pronuncia la larga oración de acción de gracias, a la que el pueblo asiente con la palabra Amén.
3) Los diáconos distribuyen, después, los dones consagrados a los asistentes y los llevan de allí a los ausentes. - Según San Ireneo de Lyón:
1) Al frente de cada comunidad se encuentra un obispo monárquico.
2) En actitud polémica contra los gnósticos, que se remitían a supuestas doctrinas secretas de los apóstoles, Ireneo subraya muy fuertemente la idea de la sucesión apostólica de los obispos. Esta garantiza la tradición infalsificada de la doctrina apostólica.
3) Para la iglesia de Roma ofrece una lista completa de obispos, que va desde los apóstoles (Pedro y Pablo) hasta su época.
4) A los sucesores de los apóstoles los denomina obispos, pero también presbíteros.
5) Para Ireneo, el título de presbítero es un título honorífico, con el que designa particularmente a los discípulos de los apóstoles, Policarpo, o también a los discípulos de los discípulos de los apóstoles, como depositarios y guardianes de la tradición apostólica.
6) Pero, presbítero es un título que él también añade a los obispos que ejercían en su tiempo, “que son sucesores de los apóstoles, y que, con la sucesión en el cargo episcopal, han recibido el carisma seguro de la verdad”.
7) Relaciona la institución del diaconado con Act 6,1-6 31. - Clemente de Alejandría, Orígenes, Tertuliano y San Hipólito de Roma atestiguan los tres grados de la jerarquía eclesiástica: obispos, presbíteros y diáconos, como una organización existente en todas las comunidades cristianas.
- Las llamadas “órdenes menores”
- A comienzos del siglo III, junto a los tres grados clásicos de obispo, presbítero y diácono se destacan otros cargos eclesiásticos, las llamadas órdenes menores.
- Tertuliano menciona:
1) Primeramente el oficio de lector.
2) Contra los herejes lanzaba el reproche de que eliminaban las fronteras entre clérigos y laicos. Así sucede que hoy es uno diácono y mañana lector, hoy es presbítero y mañana es laico.
3) Puesto que Tertuliano sólo nombra tres órdenes o grados del clero en otros pasajes, es problemático saber si, a pesar de ello, considera al lector también como clérigo. - Hipólito de Roma:
1) En su Tradición apostólica, alude al oficio de lector y de subdiácono.
2) Mas como, en los Philosophumena, sólo cita los tres grados tradicionales, da pie para conjeturar que las advertencias sobre el lector y el subdiácono no pertenecen al estado originario de la Tradición apostólica, antes buen, son el resultado de una reelaboración posterior. - El Liber Pontificalis atribuye la institución del subdiaconado al papa Fabián (236-50).
- La Didascalía, escrita en Siria hacia la primera mitad del siglo III, da noticia de la existencia del subdiaconado y del lectorado.
- El papa Cornelio (251-253), en su Carta al obispo Fabio de Antioquía, del año 251, da una relación del clero romano: 1 obispo, 46 presbíteros, 7 diáconos, 7 subdiáconos, 42 acólitos, 52 exorcistas, lectores y ostiarios. Tenemos aquí el testimonio más antiguo, en que aparecen reunidos todos las órdenes sagradas tal como aún fueron habituales en la Iglesia católica de Occidente hasta el Concilio Vaticano II.
- En las cartas de San Cipriano de Cartago aparecen todos los grados u órdenes mencionados hasta el ostiariado.
- En el protocolo que se conserva sobre la transmisión de las Sagradas Escrituras y de las propiedades eclesiásticas durante la persecución de Diocleciano (a.303), se mencionan nominalmente los miembros del clero en la comunidad cristiana de Cirta, en el norte de Africa: un obispo, cuatro presbíteros, dos diáconos, cuatro subdiáconos, siete lectores, seis fosores (sepultureros).
- Entre los depositarios de cargos eclesiásticos que fueron sometidos a prisión durante la persecución de Diocleciano, Eusebio menciona a obispos, presbíteros, diáconos, lectores y exorcistas.
Jaume González-Agàpito