HISTORIA DEL CRISTIANISMO PRIMITIVO

3. El regreso de los exiliados a su patria y el gran ‘invento’ de Esdras y Negemïas

  1. Independientemente de que existiera o no (lo más probable es que no) el edicto de Ciro que autorizaba a los judíos deportados a regresar a casa, de hecho, el primer retorno que conocemos tuvo lugar solo con Darío I en 521 a. C. El regreso no fue tan simple ni pacífico como sugiere la expresión “retorno a la patria”. Los que regresaban con autorización persa exigían la recuperación de los bienes que, antes, les habían confiscado. A partir de esta situación apareció algo no claramente expresado en la Biblia canónica: una feroz guerra civil. El final de la cual fue trágico. La dinastía davídica, la que en nombre del emperador babilónico había gobernado al Israel real, al que se había quedado en casa, perdió el trono: el estado vasallo de Judá se convirtió en una república gobernada por una dinastía de sumos sacerdotes y gobernadores, normalmente judíos, que sucedieron al poder real de los davídides, el último de los cuales fue Zorobabel. El poder, cada vez más evidente, del sacerdocio creó el gran problema que ha llegado hasta nosotros:la duplicidad entre el poder temporal/civil y el sacerdocio.
  2. Pese a todo ello, la estructura del “Estado de Judá” no cambió demasiado. El rey fue substituido por un gobernador normalmente judío, pero nombrado de vez en cuando por Persia.. Peto, la figura del gobernador que representaba la autoridad civil, quedaba menguada por el verdadero signo de la continuidad del poder y de la tradición que era, ahora, el sumo sacerdocio. El oficio de “Sumo Sacerdote” fue instituido en esta circunstancia. Fueron los descendientes de Josué, el primer sumo sacerdote, eran los que, en realidad, mandaban. La dinastía de Josué, que se llama Sadocita: mantuvo el poder hasta el comienzo de la era macabea, aproximadamente hasta el año 170 a.C.
  3. El Templo ‘jnaciona’ jerusalemítico se convirtió en el centro espiritual del pueblo judío. Como sus antecedentes del Asía Menor, era el centro espiritual no sólo de los judíos de Judea, sino también de los que vivían en la ‘diáspora’ bajo otras autoridades. Este tipo de diarquía, como ya he apuntado antes, fuel nacimiento de la dualidad del poder sacerdotal y del poder secular. El Templo además, era punto de referencia legal, banco, lugar de convivencia y de reunión. Éste templo ha caracterizado la historia de Israel desde el nacimiento del judaísmo templario hasta la recreación del judaïsmo moderno, el año 70 d.C., en Galilea.
  4. Es precisamente en éste momento cuando nace el Templo nacional de Jerusalén. Por cierto muy parecido a lo que “los del retorno” habían visto y vivido en Babilonia. La piadosa teoría del “Segundo Templo” nació también en aquel momento. El templo que quiso construir David, nunca secrealuzó. Del magnífico templo construido por Salomón no nos ha llegado la más mínima confirmación arqueológica. Una vez más se inventó el pasado, la ‘tienda’ mosaica en el desierto para justificar el futuro. Tanto la leyenda del primer templo como la licitud del segundo.
  5. La base de esta antigua división de poderes, aunque hoy no sea posible delimitar los ámbitos de las respectivas autoridades, que tal vez ni siquiera, en aquel momento, se aclararon. Pero lo cierto es que el judío que vivía en el extranjero, en la llamada diáspora, tenía su centro espiritual en el Templo de Jerusalén, cuyas leyes respetaba, a las que podía acudir en caso de incertidumbre sobre la fecha de la Pascua y quizás también por otras razones. La situación de avenencia entre las dos facciones —la de los deportados y la de los que se quedaron en casa— no duró mucho.
  6. En la segunda mitad del siglo V a.C., el gobernador Nehemías excluyó de los derechos civiles a los descendientes de los judíos que habían permanecido en su tierra natal. A partir de ese momento se pudo decir, con el Cronista, que todos los judíos se habían ido al exilio y que no quedó nadie en su patria. Nehemías expulsó del Templo a todos aquellos sacerdotes y levitas que no pudieron demostrar su descendencia de antepasados que habían estado en el exilio. El surgimiento de un movimiento de oposición, que se remonta a alrededor del año 400 a.C., puede estar relacionado con esta expulsión de sacerdotes y levitas.
  7. Nehemías le dio al nuevo “estado judío” una apariencia que permanecería durante siglos. Era un estado abierto a todos los judíos, dondequiera que vivieran, y cerrado a todos aquellos que no podían entrar en la categoría de judíos determinada por Nehemías. Este ideal del Estado ha sido un factor característico de la historia judía hasta el día de hoy. Jerusalén y Palestina siempre han sido, en el imaginario judío, el centro del judaísmo. También en el tiempo de Jesús, junto a los judíos de habla hebrea o aramea de Palestina, había florecientes colonias judías en todo el mundo civilizado de ese tiempo, que hablaban el idioma del lugar donde estaban, pero que seguían reconociendo a Jerusalén y su Templo como de particular importancia. Para entender más sobre el asunto es importante estudiar, a parte de la de Babilonia, la importante diáspora de Akejandría.
  8. Otra gran innovación de Nehemías fue que, con el movimiento deuteronomista en plena marcha, consideraba que el nuevo pacto con Dios era el eje del nuevo Estado de Judá. Ya no había que acudir al pacto del Sinaí o del Horeb, sino un nuevo pacto firmado materialmente, es decir, firmado por todos los ancianos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los líderes laicos del pueblo: la primera firma fue la de Nehemías. Los mandamientos de la ley tenían valor en la medida en que se convertían, como en el Deuteronomio, en cláusulas de pacto. Su incumplimiento habría significado la ruptura del pacto por parte del pueblo. Véase Neh 10:1-30, especialmente el versículo 30: “Y juraron andar en la ley de Dios, dada por medio de Moisés, siervo de Dios, guardar y cumplir todos los mandamientos de Yahweh nuestro Dios, sus decisiones y sus leyes”. Esta fórmula iba a crear algunas dificultades para los judíos de la diáspora, cuya relación con Dios no estaba, allí, mediada por el Estado judío.
  9. Una tercera iniciativa importante de Nehemías fue la recopilación de los libros de su tradición. Todavïa más aún, se puede decir que la primera edición de los libros bíblicos data de su época. Como relata el Segundo Libro de los Macabeos (2, 13), “En los documentos y memorias de Nehemías se dice que fundó una biblioteca, en la que recogía los libros que hablaban de los reyes, los escritos de los profetas y de David, así como las cartas de los reyes sobre las ofrendas sagradas”. Parece que con el nombre de “libros de reyes” el autor quiere indicar el conjunto Samuel-Reyes; Para los escritos de los profetas no hay problemas sobre el objeto indicado; por “escritos de David” ciertamente se refería a los Salmos. Sin embargo, no está del todo claro qué podría ocultarse bajo el epígrafe “las cartas de los reyes relativas a las ofrendas sagradas”. En esta misteriosa obra,probablemente se esconde el primer núcleo de obras canónicas.
  10. El origen del cisma samaritano también se remonta a la rigidez de la acción de Nehemías. Para evitar la influencia de las poblaciones no judías sobre los habitantes de Judea, ordenó a Manasés, hijo del sumo sacerdote Eliasib, que repudiara a su esposa, que era hija de Sanbalat, gobernador de Samaria, o que renunciara a la sucesión de su padre. Manasés huyó a su suegro, y los que se sentían perseguidos por las provisiones de Nehemías también acudieron a él. Así nació un núcleo judío, dirigido por un sacerdote de estirpe legítima, que se desarrolló en forma autónoma de Jerusalén y que ha mantenido hasta nuestros días a los descendientes de los sacerdotes ‘legítimos’ del Templo de Jerusalén. Aproximadamente un siglo después de la huida de Manasés a Samaria, los judíos samaritanos erigieron su propio templo en el monte Gerizim, cerca de Siquem. El cisma quedó sancionado, porque los judíos tenían que tener un solo templo.
  11. La acción de Nehemías se asocia con la de Esdras, cuya datación es incierta y cuya existencia misma es cuestionada por muchos en diversas épocas. Me quedo con la datación que considero más probable y que también es la más seguida. Esdras continuó la política de Nehemías radicalizándola: si Nehemías había impedido los matrimonios mixtos en altos cargos estatales, Esdras fue radical y extendió la prohibición del matrimonio mixto a todos los judíos. Es una ley que ha permanecido válida a lo largo de los siglos y que todavía se impone hoy en día. Para permitir que los judíos vivieran en el extranjero de acuerdo con la ley judía, obtuvo del rey persa que la legislación del Estado de Judá fuera reconocida y proclamada de alguna manera por el rey como una ley que concernía a todos los judíos (obviamente residentes dentro de las fronteras del Imperio Persa). La fórmula era que la ley de Dios era también la ley del rey (Esdras 7,6). Esta medida ayudó a los judíos a mantener su identidad nacional; por otro lado, el hecho de que la ley se convirtiera en “del rey” estaba destinada a debilitar la noción de ley como la suma de las cláusulas del pacto de Israel con Dios. Esa era la gran novedad. Se trataba de un concepto político y religioso al mismo tiempo, que sólo podía vivirse cuando la autoridad política y la religiosa coincidían de alguna manera. En la diáspora esto era imposible. La fractura entre la esfera de lo religioso y la esfera de lo político no podía dejar de sentirse.
  12. Esta fractura, que de alguna manera es caracteristica del judaísmo desde estos sus orígenes reales, configurará la situación política de Jerusalén en la época de los asmoneos y luego bajo los romanos, entre finales del siglo II a.C. y la destrucción del Templo, que tuvo lugar en el año 70 d.C. Cuando muchos judíos, los más apegados a la tradición religiosa, percibieron la política de la monarquía asmonea como irreconciliable con sus necesidades religiosas, fueron capaces de separar su vida religiosa de la esfera política con un movimiento intelectual absolutamente natural en la ideología judía. Es una situación que unirá a fariseos, qumranianos, esenios y cristianos: la obediencia a la autoridad no significa pertenecer a quien la detenta, ni adherirse a su ideología.

Jaume González-Agàpito

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