LA INSPIRACIÓN DE LA BIBLIA 1. ¿Qué es la inspiración bíblica?
¿Qué es la inspiración bíblica?
1. El término ‘inspiración’expresa una cualidad distintiva de los libros del canon del Antiguo y Nuevo Testamento: su origen divino[1]. Es una verdad dogmática afirmada por las fuentes bíblicas, también por la tradición judía para los libros del Antiguo Testamento del canon masorético y por la tradición cristiana en todas sus confesiones.
2. En Mc 12, 9, en FIavio Josefo, Ant., (al inicio), en el Talmud (Sabbath, 16, 1) se habla explícitamente de “libros santos”, “libros sagrados”, de “Escritura divina”. Jesús y los apóstoles hablan de la “palabra de Dios”[2]. Explícitamente Dios se declara autor de ellas: Mt 22, 43 respecto del Sal 110 (109): “λέγει αὐτοῖς, πῶς οὗν δαυὶδ ἐν πνεύματι καλεῖ αὐτὸν κύριον λέγων”[3].
Repetidas veces se afirma la autoridad indiscutible y divina de la Sagrada Escritura:
- Ya directamente (Lc 18, 31; 24, 44-47: “Es preciso que se cumpla todo lo que de mí se ha escrito dice en la Ley, en los Profetas y en los Salmos”.
- O en las argumentaciones (Jn 10, 34, dice refiriéndose al Sal 82 [81], 6: “La escritura no puede fallar”; Rm 1, 16 refiriéndose a Hab 2, 4.
Además, la inspiración divina se afirma formalmente en 2Tim 3, 15 s[4]. y en 2Pe 1, 20 s. mm afirma: “Por tu parte permanece fiel, contra las peligrosas novedades en la enseñanza de la doctrina, a lo que has aprendido y te ha sido confiado, considerando de quiénes lo aprendiste, porque desde la infancia conoces las Escrituras Sagradas, que pueden instruirte en orden a la salvación por la fe en Jesucristo. Pues toda la Escritura es inspirada por Dios, y, [por tanto], útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y consumado en toda obra buena”.
San Pedro advierte a los. fieles que su predicación está fundada sobre bases solidísimas, indiscutibles: su misma autoridad como testigo ocular de la divina majestad de Cristo, en la transfiguración (1, 12-18), y la autoridad, mayor aún de las profecías mesiánicas, a las cuales debemos adherirnos como la luz que brilla en medio de la oscuridad de esta tierra, en tanto que no brille para cada uno el día de su encuentro con Jesús. Ante todo que tengan presente que «ninguna profecía de la Escritura se deja a la interpretación de cada uno, porque ninguna profecía ha sido proferida en los tiempos pasados por humana voluntad, antes bien los hombres, llevados bajo un inflùjo”. La misma palabra se emplea en Hech 27, 16, refiriéndose a la nave que por no poder resistir al viento se deja llevar a merced del mismo por el Espiritu Santo, y que hablaron de parte de Dios.
3. Estos dos textos se completan mutuamente:
- El primero afirma formalmente la inspiración de todos los libros del Antiguo Testamento.
- El segundo es menos explícito ya que se refiere a todos los libros, pero tiene una alusión clara a la naturaleza misma de la inspiración.
Los dos son un argumento histórico del pensamiento de los apóstoles y de Jesucristo acerca de la inspiración.
4. Para los libros del Nuevo Testamento no tenemos argumentos de tal alcance. En 1Tim 5, 18 s. San Pablo cita como Escritura Sagrada a Dt 25, 4, juntamente con una frase que hallamos en Lc 10, 7, pero no puede afirmarse con certeza la referencia al evangelio lucano escrito. En cambio 2Pe 3, 16 coloca las epístolas de San Pablo en el mismo plano de las “otras escrituras”.
5. Es inútil transcribir testimonios de los Padres de la Iglesia, pues desde los escritos de la misma edad apostólica afirman unánimemente la inspiración de toda la Sagrada Escritura. Más aún, dicen, además, que se trata de verdades de la fe predicada de un modo clarísimo en la Iglesia[5].
Jaume González-Agàpito
[1] El abstracto procede de un adjetivo verbal “inspirado por Dios”, que emplea San Pablo (2Tim 3, 16) aplicándolo precisamente a los libros del Antiguo Testamento.
[2] Mc 7, 13: “ἀκυροῦντες τὸν λόγον τοῦ θεοῦ τῇ παραδόσει ὑμῶν ᾗ παρεδώκατε·καὶ παρόμοια τοιαῦτα πολλὰ ποιεῖτε”, los “dichos de Dios” (así llama San Pablo a todo el Antiguo Testamento: Rom 3, 2: “πολὺ κατὰ πάντα τρόπον. πρῶτον μὲν [γὰρ] ὅτι ἐπιστεύθησαν τὰ λόγια τοῦ θεοῦ”; las “Sagradas Escrituras” (2Tim 3, 15).
[3] Cfr. también Act 4, 25: «Oh Señor, tú que hiciste el cielo y que mediante el Espíritu Santo, por boca de nuestro padre David tu siervo dijiste: ¿Porqué braman las gentes…?”, Sal 2; Heb 3, 7: “Por eso dice el Espíritu Santo”, Sal 95 (94), 18 ss.
[4] 2Tim 3,15: “καὶ ὅτι ἀπὸ βρέφους [τὰ] ἱερὰ γράμματα οἶδας, τὰ δυνάμενά σε σοφίσαι εἰς σωτηρίαν διὰ πίστεως τῆς ἐν χριστῶ ἰησοῦ. 3, 16: πᾶσα γραφὴ θεόπνευστος καὶ ὠφέλιμος πρὸς διδασκαλίαν, πρὸς ἐλεγμόν, πρὸς ἐπανόρθωσιν, πρὸς παιδείαν τὴν ἐν δικαιοσύνῃ”.
[5] Cfr. Orígenes, De principis, I, 4, 8.