LA MISA DOMINICAL 05/03/23
Parroquia de Pedralbes
Sugestiones de Mons. Jaume González-Agàpito para la plegaria y para la preparación individual
Año A, Domingo segundo de Cuaresma, 5 de marzo de 2023
Gn 12, 1-4; Sal 32; 2Tm 1, 8-10; Mt 17. 1-9
- Preámbulo
- Segundo tema transcendental que la Cuaresma nos propone. Contemplamos a Cristo transfigurado y, en él, el misterio de nuestra ‘divinización’ mediante la transformación a la verdadera vida de hijos de Dios. Todo ello se realiza en los Sacramentos de iniciación: Bautismo, Confirmación y Eucaristía.
- Jesús, bautizado, proclama su misión salvadora; supera las pruebas que el Maligno le pone en su camino y se transfigura, mostrando su verdadera identidad en la explosión de su propia gloria de Verbo divino. Es confirmado, en la nube luminosa del Espíritu, por la voz del Padre. En el horizonte otea el sacrificio pascual del Cordero inmaculado y su pervivencia gloriosa después de la resurrección.
- Los catecúmenos y, con más razón, los creyentes, son llamados a escuchar con absoluta fidelidad la Palabra confirmadora, para que también ellos, preparados o purificados, a través de la experiencia penitencial de la Cuaresma, se encaminen hacia su perfecta identificación con Cristo glorioso mediante la recepción de los sacramentos pascuales de la iniciación cristiana o en su reafirmación pública[1]
- Oficio Divino
- San León Magno, en la lectura patrística del Oficio, comentando el misterio de la ‘metamorfosisa’ de Cristo, apunta tres vertientes del mismo:
1) «alejar de los corazones de los discípulos el escándalo de la cruz»;
2) «fundamentar la esperanza de la Iglesia santa, ya que el cuerpo de Cristo en su totalidad podría comprender cuál habría de ser su transformación y sus miembros podrían contar con la promesa de su participación en aquel honor que brillaba de antemano en la cabeza»;
3) «la confirmación de la fe de todos» en la redención de Cristo gracias al testimonio de Moisés y de Elías y del propio Señor, es decir, por la unidad de los dos Testamentos.
- San León Magno, en la lectura patrística del Oficio, comentando el misterio de la ‘metamorfosisa’ de Cristo, apunta tres vertientes del mismo:
- El prefacio
- De manera aún más sintética, el Prefacio de la misa recuerda también cómo Cristo, «después de anunciar su muerte a sus discípulos, les mostró, en el monte santo, el esplendor de su gloria, para testimoniar, de acuedo con la ley y los profetas, que la pasión es el camino de la resurrección».
- La lectura veterotestamentaria de la misa
- Para completar esta enseñanza fundamental de que «por la cruz se llega a la luz», se nos propone la figura de Abraham, evocando otra etapa de la historia de la salvación: la representada por el patriarca padre del pueblo de los creyentes, dispuesto a sacrificar a su hijo único – figura de Cristo – y depositario de la primera alianza.
- La humanidad continúa alejándose de Dios, a pesar del castigo del diluvio y Dios prosigue su plan salvífico, anunciado, en el protoevangelio[2]. El Señor elige a un hombre para formar un pueblo, depositario de las promesas, del cual nacerá el Salvador.
- La vocación de Abraham conlleva algunas exigencias.
1) Tiene que renunciar a su tierra y a su familia con todo lo que esto significa.
2) La respuesta de Abraham constituye el acto perfecto de fe, confianza y obediencia a Dios. Apoyado solamente en la palabra de Dios, se encamina a lo desconocido[3].
3) figura del patriarca Abraham será, en el Antiguo y Nuevo Testamento, el ejemplo admirable de la auténtica fe. Dios le promete hacerle padre de un gran pueblo, y engrandecer su nombre, que será fuente de bendición.
4) Para llevar a cabo esta misión salvífica, le asegura su protección. Dios llamará en Jesucristo[4], su Hijo amado[5], a formar el nuevo pueblo de Dios a todos los que, por la misma fe, son hijos de Abraham[6]. - En el salmo responsorial[7], se nos dice que Dios ha prometido gratuitamente a Abraham una bendición universal y definitiva: él nos librará de la muerte, si, como Abraham, «esperarnos en su misericordia».
- La lectura apostólica de la Misa
- Habla de nuestra futura transformación gloriosa, a imagen de Cristo y del amor infinito de Dios hacia nosotros.
- Pablo anima a Timoteo[8] a sobrellevar, juntamente con él, los sufrimientos de su misión apostólica Los motivos que aduce Pablo son:
1) la fuerza de Dios, presente en todo apóstol;
2) la salvación y la vocación cristiana: dones gratuitos de Dios a los que hay que corresponder honestamente;
3) la perennidad y la eternidad de estos dones divinos;
4) su grandiosa manifestación en la encarnación de Cristo, el salvador;
5) la destrucción de la muerte, como signo claro de la salvación, la inmortalidad y la vida divina, ofrecidas a todos los hombres[9].
- La perícopa evangélica
- En el Evangelio[10], se dice que el Padre manifiesta a los que serán «columnas de la Iglesia»[11] que Jesús de Nazaret es su Hijo muy amado[12], su Palabra reveladora[13] que da la plenitud[14] a la Ley y a los Profetas.
14.Una de las exigencias de esta Palabra nos lleva a creer incondicionalmente en la plenitud de vida que el Padre concede a sus hijos después de esta vida. - Jesús, transfigurándose, anticipa a los tres discípulos parte de la realidad de la que Él gozará en plenitud, el primero, como «primicia de los que murieron»[15], de la que hará partícipes a los que somos herederos con el Primogénito
- Esta verdad transfiguradora ha de ser recibida por la fe en la actualización de la plenitud de vida que se realiza en la Resurrección del Hijo Unigénito. Por ello obliga a los tres discípulos a guardar secreto hasta que llegue su ‘Hora’.A nosotros, dentro del misterio /sacramento, se nos ofrece una gozosa anticipación de la que será nuestra realidad de glorificación en los misterios-sacramentos que celebramos.
- En el Evangelio[10], se dice que el Padre manifiesta a los que serán «columnas de la Iglesia»[11] que Jesús de Nazaret es su Hijo muy amado[12], su Palabra reveladora[13] que da la plenitud[14] a la Ley y a los Profetas.
- Significación espiritual de la Transfiguración de Cristo
- Las oraciones de la Misa y algunos textos del Oficio divino se sitúan en un plano ascético y piden que la Eucaristía, en la que se nos da el cuerpo glorioso de Cristo (postcomunión):
1) «borre nuestros pecados,
2) santifique los cuerpos y las almas de los fieles
3) y nos prepare a celebrar dignamente las fiestas de Pascua» (oración super oblata). - Es muy significativa esta toma de conciencia de la necesidad de limpieza interior ante el misterio de Cristo transfigurado. En esta purificación juega un papel decisivo la escucha de la palabra de Cristo, tal como lo manda la voz del Padre, que se deja oír sobre el Hijo amado.
- Esta es la respuesta, hecha plegaria, de la Iglesia:
«Señor, Padre Santo, tú que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el Predilecto, alégranos con el gozo interior de tu palabra; y, purificados por ella, contemplaremos , con mirada limpia, la gloria de tus obras» (oración colecta). - Un bello complemento doctrinal y espiritual al contenido de este domingo de Cuaresma lo constituyen los textos de la Misa y del Oficio de la fiesta de la Transfiguración del Señor, que celebramos el 6 de agosto.
- Las oraciones de la Misa y algunos textos del Oficio divino se sitúan en un plano ascético y piden que la Eucaristía, en la que se nos da el cuerpo glorioso de Cristo (postcomunión):
[1] .Cfr.1 Cor 15, 49.51-57; Ef 4, 22-24.
[2] Gn 3, 15.
[3] Heb 11,8-19.
[4] 2Tm 1,9.
[5] Mt 17,5.
[6] Gal 3,7.
[7] Sal 32, 4-5; 18-19. 20 y 22.
[8] Tm 1,8b-10.
[9] Cfr. Rm 1,6-7; 1Cor 15, 55-57.
[10] Mt 17, 1-9.
[11] Gal2,9.
[12] Cfr. Mc1,11.
[13] Jo 1,1; 14,10.
[14] Mt 5,27.
[15] 1Cor 15, 20.23; 1Te 4,14.