LA TRISTE FILOSOFÍA DEL SIGLO XX: 4. LA HISTORIA DEL SER
- Superación del historicismo de Dilthey a través de una radicalización del historicismo» era la consigna de Heidegger, autor de “Ser y tiempo”.
- Al hombre histórico concreto se le da, bajo el título de «Dasein», el papel de sujeto esencial. El mundo se describe ahora como proyecto suyo, el proyecto
de un “Dasein” que, por su parte, se halla abocado al mundo. - El aparente contrasentido de esta identificación queda obviado o al menos neutralizado, con ayuda de Kierkegaard, del que Heidegger toma la distinción entre existencia auténtica y existencia inauténtica o caída.
- Estas son las fuentes de lo “existente”
en el pensamiento y en la obra de Heidegger de los afños 20.
- Al hombre histórico concreto se le da, bajo el título de «Dasein», el papel de sujeto esencial. El mundo se describe ahora como proyecto suyo, el proyecto
- Pero el caImino emprendido en “Ser y tiempo” resultó inviable, y a la «primera parte» dec1927 no siguió nunca la segunda parte anunciada, sino una ‘vuelta’. EI inpulsoque lleva a abandonar el viejo camino y a emprender uno nuevo viene ahora del concepto de ser.
- Esta reapropiación del pensamiento trascendental al nivel de la historicidad exigia, ante todo, una revisión del concepto fundamental de la filosofía tradicional del ser. Fue la gran intuición de Heidegger.
- Ahora bien, la historización del sujeto, que Heidegger había tomado de Dilthey, imponía una transformaciónr revolucionaria en el sentido del ser: el ser ya no era eterno, sino temporal o, simplemente, tiempo.
- El aparato conceptual tradicional, que, a pesar de las atrevidas innovaciones lingüísticas que Heidegger había introducido en “Ser y tiempo”, era todavía un elemento constructivo de la obra, no era ya capaz de soportar este cambio y hubo que prescindir de él.
- Heidegger se despidió, con cierta solemnidad, del lenguaje conceptual otrora acuñado en Grecia: el pensamiento reúne el lenguaje en un sencillo “decir’.
- Este pensamiento, caído en la «pobreza de su esencia cotidiana», no se sentía ya cómodo, bajo la denominación griega de ‘filosofar’: «Tres peligros amenazan al pensamiento., el malo y confuso es el filosofar».
- Así, la imponente arquitectura conceptal se veía sustituida por el entrecortado idioma del ser.
- Pero, hablar del ser quiere decir despertar del olvido del ser.
- Este despertar hay que entenderlo de modo personal y existencial en el sentido de Kierkegaard: como una llamada de la inautenticidad a la autenticidad.
- Esta comprensión, que en “Ser y tiempo” se halla en primer plano, queda relegada con “la vuelta” a un segundo plano en el aspecto histórico-crítico del pensamiento.
- Este aspecto se encuentra ya prefigurado, sin embargo, en la obra de los años 20. Hay que referirlo no a Dilthey, sino a Yorck von Wartenburg. Puede asegutarse,sin menoscabo de la originalidad de Heidegger, que el famoso análisis que hace del entorno en su obra “Ser y tiempo” no es sino un desarrollo del concepto de Yorck de la ‘ocularidad’ griega y de la crítica que de él se sigue para la metafísica. «La tarea de una destrucción de la historia de la ontología».
- Pero, en los escritos posteriores, el olvido del ser no se presenta ya como un proceso histórico entre otros, sino, al parecer, como el sentido de la historia de la metafísica, que alcanza en Nietzsche su altura máxima y, a la vez, su fin, o, más aún, como el destino de occidente y hasta de la humanidad entera.
- Surge así como una imagen en negativo, con inspiración nietzscheana, de la filosofía de la historia de Hegel, que quiso presentar a la Providencia como ciencia.
- En la caída, que se inicia ya con Platón, el ente, bajo el poder de manipulación del hombre, se adelanta a ocupar el lugar del ser.
- En esta caída se descubre y encubre el ser mismo.
- La historia del olvido es la historia del ser y Heidegger utiliza todos los medios a su alcance para distinguir este «ser» (Seyn) del ser (Sein) de la metafísica.
- Y, no obstante, este ser, de acuerdo con su esencia, escapa, lo mismo para Heidegger que para sus contemporáneos, a todo intento de expresión.
- Su hora no ha llegado todavía y sólo puede ser anunciada en el balbuceo de una «escatología del ser».
- «Cuando el arrojo del pensamiento procede de la exigencia del ser, entonces prospera el lenguaje del destino».
- Pero ¿cómo entender este lenguaje? El pensador del ser (Seyn), que otrora se inspirara en Kierkegaard, sólo lo ha olvidado en apariencia. ‘Salto’ significa en Kierkegaard un movimiento discontinuo, que se burla de toda fundamentación, por medio del cual la afirmación sale de la negación y el ser salta de la nada.
- Y así, con una frase («Satz», saltus) hay que alzarse a la comprensión del lenguaje del destino “.
- El ser (Seyn) de Heidegger exige, protege, se muestra benevolente, y hasta los mismos dioses, citados alguna vez, parecen estarle sometidos.
- Pero no es Dios. Io mismo que el ser de la metafísica y metafísica significa para Heidegger ontoteología,
- Dios escapa también al lenguaje del hombre. Como mensajero del destino de Occidente, establece Heidegger una «ausencia de Dios».
- Sin embargo, «este pensamiento sin Dios, que tiene que rechazar al Dios de la filosofía, a Dios como “causa sui”, tal vez se encuentre mucho más cerca del Dios divino.
- Y esto quiere decir: se halla mucho más libre para él que lo que la onto-teológica hubiera podido sospechar».
- Un acontecimiento sobradamente conocido se quiere hacer pasar aquí por un descubrimiento. La teología negativa, destinada a disciplinar y a purificar nuestro lenguaje sobre Dios, nos condena al silencio en cuanto se separa de la ontología afirmativa.
- Sólo entonces puede la religiosidad silenciosa y muda jugar su papel de autenticidad contra la religiosidad elocuente en dogmas.
- Pero, no obstante, a pesar de sus extravíos y de una cierta estrechez que embarga su pensamiento, Heidegger ha sido un gran maestro: el poderoso aliento de este crítico, que quiso apagar la metafísica, ha contribuido a sacar fuego de los rescoldos que todavía estaban encendidos.
- Superación del historicismo de Dilthey a través de una radicalización del historicismo» era la consigna de Heidegger, autor de “Ser y tiempo”.
- Al hombre histórico concreto se le da, bajo el título de «Dasein», el papel de sujeto esencial. El mundo se describe ahora como proyecto suyo, el proyecto de un “Dasein” que, por su parte, se halla abocado al mundo.
- El aparente contrasentido de esta identificación queda obviado o al menos neutralizado, con ayuda de Kierkegaard, del que Heidegger toma la distinción entre existencia auténtica y existencia inauténtica o caída. Estas son las fuentes de lo “existente” en el pensamiento y en la obra de Heidegger de los afños 20.
- Pero el caImino emprendido en “Ser y tiempo” resultó inviable, y a la «primera parte» de1927 no siguió nunca la segunda parte anunciada, sino una ‘vuelta’.
- EI impulso que lleva a abandonar el viejo camino y a emprender uno nuevo viene ahora del concepto de ser.
- Esta reapropiación del pensamiento trascendental al nivel de la historicidad exigia, ante todo, una revisión del concepto fundamental de la filosofía tradicional del ser.
- Fue la gran intuición de Heidegger. Ahora bien, la historización del sujeto,que Heidegger había tomado de Dilthey, imponía una transformación revolucionaria en el sentido del ser: el ser ya no era eterno, sino temporal o, simplemente, tiempo.
- El aparato conceptual tradicional, que, a pesar de las atrevidas innovaciones lingüísticas que Heidegger había introducido en “Ser y tiempo”, era todavía un elemento constructivo de la obra, no era ya capaz de soportar este cambio y hubo que prescindir de él.
- Heidegger se despidió, con cierta solemnidad, del lenguaje conceptual otrora acuñado en Grecia: el pensamiento reúne el lenguaje en un sencillo “decir’. Este pensamiento, caído en la «pobreza de su esencia cotidiana», no se sentía ya cómodo, bajo la denominación griega de ‘filosofar’:
- «Tres peligros amenazan al pensamiento., el malo y confuso es el filosofar».
- Así, la imponente arquitectura conceptal se vaía sustituida por el entrecortado idioma del ser.
- Pero, hablar del ser quiere decir despertar del olvido del ser.
- Este despertar hay que entenderlo de modo personal y existencial en el sentido de Kierkegaard: como una llamada de la inautenticidad a la autenticidad. Esta comprensión, que en “Ser y tiempo” se halla en primer plano, queda relegada con “la vuelta” a un segundo plano en el aspecto histórico-crítico del pensamiento.
- Este aspecto se encuentra ya prefigurado, sin embargo, en la obra de los años 20. Hay que referirlo no a Dilthey, sino a Yorck von Wartenburg. Puede asegutarse,sin menoscabo de la originalidad de Heidegger, que el famoso análisis que hace del entorno en su obra “Ser y tiempo” no es sino un desarrollo del concepto de Yorck de la ‘ocularidad’ griega y de la crítica que de él se sigue para la metafísica. «La tarea de una destrucción de la historia de la ontología.
- Pero, en los escritos posteriores, el olvido del ser no se presenta ya como un proceso histórico entre otros, sino, al parecer, como el sentido de la historia de la metafísica, que alcanza en Nietzsche su altura máxima y, a la vez, su fin, o, más aún, como el destino de occidente y hasta de la humanidad entera.
- Surge así como una imagen en negativo, con inspiración nietzscheana, de la filosofía de la historia de Hegel, que quiso presentar a la Providencia como ciencia.
- En la caída, que se inicia ya con Platón, el ente, bajo el poder de manipulación del hombre, se adelanta a ocupar el lugar del ser. En esta caída se descubre y encubre el ser mismo.
- La historia del olvido es la historia del ser, y Heidegger utiliza todos los medios a su alcance para distinguir este «ser» (Seyn) del ser (Sein) de la metafísica.
- Y, no obstante, este ser, de acuerdo con su esencia, escapa, lo mismo para Heidegger que para sus contemporáneos, a todo intento de expresión.
- Su hora no había llegado todavía y sólo podía ser anunciada en el balbuceo de una «escatología del ser»”. «Cuando el arrojo del pensamiento procede de la exigencia del ser, entonces prospera el lenguaje del destino».
- Pero ¿cómo entender este lenguaje?
- El pensador del ser (Seyn), que otrora se inspirara en Kierkegaard, sólo lo ha olvidado en apariencia.
- ‘Salto’ significa en Kierkegaard un movimiento discontinuo, que se burla de toda fundamentación, por medio del cual la afirmación sale de la negación y el ser salta de la nada.
- Y así, con una frase («Satz», saltus) hay que alzarse a la comprensión del lenguaje del destino “.
- El ser (Seyn) de Heidegger exige, protege, se muestra benevolente, y hasta los mismos dioses, citados alguna vez, parecen estarle sometidos.
- Pero no es Dios. Io mismo que el ser de la metafísica y metafísica significa para Heidegger ontoteología, Dios escapa también al lenguaje del hombre.
- Como mensajero del destino de Occidente, establece Heidegger una «ausencia de Dios». Sin embargo, «este pensamiento sin Dios, que tiene que rechazar al Dios de la filosofía, a Dios como “causa sui”, tal vez se encuentre mucho más cerca del Dios divino.
- Y esto quiere decir: se halla mucho más libre para él que lo que la onto-teológica hubiera podido sospechar».
- Un acontecimiento sobradamente conocido se quiere hacer pasar aquí por un descubrimiento.
- La teología negativa, destinada a disciplinar y a purificar nuestro lenguaje sobre Dios, nos condena al silencio en cuanto se separa de la ontología afirmativa.
- Sólo entonces puede la religiosidad silenciosa y muda jugar su papel de autenticidad contra la religiosidad elocuente en dogmas.
- Pero, no obstante, a pesar de sus extravíos y de una cierta estrechez que embarga su pensamiento, Heidegger ha sido un gran maestro: el poderoso aliento de este crítico, que quiso apagar la metafísica, ha contribuido a sacar fuego de los rescoldos que todavía estaban encendidos.
Jaume González-Agápito