LOS ORíGENES DEL CRISTIANISMO 1. Orígenes cristianos y judaísmo del Segundo Templo. 1/2 El exilio
- El exilio a Babilonia marcó fuerte y determinantemente la historia de Israel.
Durante el siglo VI a.C., existían en Israel dos culturas separadas y paralelas, la de los exiliados, que convivían en la baja Mesopotamia, donde habían sido deportados. Allí vivían las clases más relevantes israelitas en las unidades nacionales y sociales originarias con la identidad cultural propia.
Otra gran parte de Israel, el pueblo llano y trabajador de las clases más populares, permaneció en Palestina, - La parte exiliada de Israel, que era la clase elevada y cultivada del país, tuvo la oportunidad de vivir inmersa en la gran cultura babilónica. Ello fue un contraste , pero también un descubrimiento que transformó, en Mesopotamia, la clase dirigente de Israel.
Esa transformación tuvo dos focos ideales y motores del futuro de la cultura judía. Fueron dos grupos separados por el espacio y con una diferente relación con el gobierno babiionio.
En el sur, estaban los deportados, en ellos destacaba la labor cultural y teológica del sacerdocio, que, en Ezequiel tuvo su sacerdote profeta.
En Babilonia, estaba, en cambio, “la corte” del rey judío, vencido, exiliado y cautivo, con un peque ño grupo de ministros e intelectuales. El rey israelita que había ya actuado como gobernador de Judea en nombre del los emperadores babilonios, estaba, ahora , en su contexto real y humillante.
En Palestina habían quedado los súbditos de ese rey ‘babilónizado’ en los que se habían quedado en casa,. - Las relaciones del rey Judío con los cautivos sólo podían ser personales, porque los deportados ya no eran ciudadanos judíos, eran cautivos en Babilonia. La tierra, las casas y los derechos sacerdotales que una vez pertenecieron a los deportados estaban ahora en manos de otros judíos, que eran súbditos legítimos de la monarquía davídica y babilonios de obediencia.
Los deportados no solo aspiraban a regresar a su patria, sino que también querían recuperar los bienes que les habían sido confiscados por los babilonios y que habían dado a otras personas. - En Babilonia, se plantea al Israel en el exílio, el gran problema de su identidad y de su cultura. El “Libro de Ester”, en sus tres versiones, es un testimonio tardío e inventado de este problema.
La astronomía mesopotámica hizo comprender a los judíos la complejidad, pero también la unidad del cosmos y la importancia de tener conocimientos y leyes precisas. Y ello llevò, enseguida, a las cuestiones utilitaristas. El “calendario judío antiguo”, diferente de los anteriores al exilio que eran ‘solares’ es ahora lunisolar nace en el círculo de Ezequiel y se converte en el calendario Juditío aún en uso. - El antiguo calendario, era de 360 días y no tenía en cuenta las fases de la luna. El número de 360 hacía coincidir los días del año con los grados del horizonte (el sistema numérico mesopotámico era sexagesimal) y los días necesarios para completar la resolución solar estaban fuera de cuenta. Se tenían en cuenta cuatro para comenzar el año siempre en el mismo día, el miércoles, era el día de la creación de las estrellas.
- Así como el espacio llevaba en sí los signos de la gloria divina, así también el tiempo tenía sus propios ritmos, que repercutían en la liturgia del año y en la comprensión global de la historia. La liturgia insertaba al hombre en las maravillas del espacio y del tiempo, que tenían su propia unidad en la que se reflejaba la unidad de Dios y su voluntad. Fue en este contexto cultural que Yahvé comenzó a ser el único Dios de todo el universo.
- En la segunda mitad del siglo VI a.C., un historiador que vivió en la corte en el exilio inventó esa gran historia de su pueblo y del mundo que comenzó desde Adán para continuar hasta el 561 a.C., año en que termina. Este historiador encontró que el año 3608 de la creación del mundo coincidió exactamente con el año del saqueo de Jerusalén y del Templo, es decir, el fin del estado judío independiente. Era el año 587 a.C. Y para el ‘historiador’ judío de la corte babilónica era el año que marcaba el final de una época y abría una nueva. El tiempo era una medida que tenía un significado derivado del propio número: así como la naturaleza llevaba la impronta de la creación, el tiempo llevaba en sí mismo los signos interpretables de la mano creadora. 3.600 años eran un período en la historia del cosmos, un cosmos estructurado según números celestiales.
- En el año 538 a.C. Babilonia fue conquistada por los persas, pero la gran cultura babilónica continuó su camino. Los persas se apoderaron de la cultura babilónica añadiendo poco. Sin embargo, fue al comienzo de la dominación persa cuando el Deutero Isaías, un profeta de la corte, hizo sus afirmaciones. Eran preguntas claras sobre la unicidad de Dios. Él, Yahvé, es el que impulsó a Ciro; no era judío y no vivía en la tierra de Israel, pero Yahvé podía llamarlo su “ungido” porque Yahvé era Dios de toda la tierra (2Is 41,2-3).
- A partir de ese momento, el judaísmo se caracterizó por la convicción de que su Dios era el Dios de todos los pueblos, el Dios que, dueño del espacio y del tiempo, había predicho durante mucho tiempo a través de sus profetas los acontecimientos futuros: la historia realizaba un plan divino (2Is 41,26; 46,10).
Y aquí encontramos la gran aportación de la cultura israelita: el futuro deseado crea un pasado ‘descubierto’.
JGA