NE HONORES PONTIFICII VILESCANT
1. El latin, algo vacilante, pero todavía hablado y escrito institucionalmente, repitó esta admonición en diversos documentos del Concilio Ecumënico de Constanza e incluso en sus “Concordatos entre la Santa Sede y las ‘Nationes’ “ de 1418. “Los honores pontificios no debían envilecerse”.
2. Hoy dia, en cambio, casi todos estamos de acuerdo en la sencillez y en la austeridad que creemos convienen a los eclesiásticos. Y ello ya es una realudad “in capite” (el Papa Francisco) y en muchos miembros de la antigua “corte pontificia” que han visto recortados sus privilegios, sus honores y sus vestidos.
3. Pero, hoy, también somos, a veces, contradictorios. Por qué al Papa lo hemos ‘rebajado’ en “corte’ y a un invento humano, como son los cardenales los hemos ensalzado y glorificado? A ellos y a los nuncios apostólicos San Juan XXIII los obligó a ordenarse obispos, pero el ‘invento’, en uno y en otro ‘cargo’ sigue siendo ‘humano’ y, a veces, demasiado humano, como lo demuestra la exigencia de Papa Francisco, en orden a la sexualidad y a la economía de los eminentísimos purpurados.
4. Y también preguntamos:,Por qué los obispos reclaman el título, tan humano, de “Excelencia Reverendísima” que un Papa del siglo XX, les dió para revalorizarlos, en Italia, ante Mussolini? Por qué se hacen llamar, los obispos, ‘Monseñores’, si este título lo adquirieron muchos de ellos, sólo en el siglo XIX, al obtener el título también ‘humano’ de “Prelado Doméstico de Su Santidad” y, con él, el poder disfrazarse como tales con la sotana “filettata, y con ese fajín y ese solideo violáceos?
5. “Ne honores pontificii vilescant”, pero, que tampoco sirvan para colorear, disfrazar, encumbrar y separar de su presbiterio, de sus diáconos y, sobre todo, de los miembros “de a pie” de sus Iglesias, a los obispos, que siempre (aunque sea como mero título) dicen relación a una sede concreta, en comunión con el Papa y como miembros del “Cokegio Episcopal” tal como nos mostró la “Lunen gentium” del Concilio Vaticano Ii.
Jaume González-Agàpito