UNIDAD Y DIVERSIDAD DEL NUEVO TESTAMENTO: I. Diversidad y unidad en el prólogo del “Evangelio según Lucas”
- En una obra mía, recientemente publicada, presento el “Evangelio según Lucas” como la primera y gran novela histórica sobre Jesús de Nazaret.
Así empieza el texto: “Ya que muchos han intentaron ordenar una narración de los acontecimientos realizados entre nosotros, como nos los han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y que se convirtieron en ministros de la palabra, también me pareció bien a mí, después de haberme informado cuidadosamente de todo desde el origen, escribirte por orden, querido Teófilo, para que reconozcas la certeza de las cosas que te han enseñado” (Lc 1,1-4). - Esa “novela histórica” afirma su espesor histórico y la pluralidad por un lado, y también la intención unificadora por otro, ya que el prólogo del evangelio de Lucas, señala “muchos” predecesores y ofrece un buen camino histórico en la materia.
Por primera vez, en los materiales de la tradición evangélica, aparece el yo del autor —“me pareció bien también” — que, siguiendo la tradición literaria griega y sobre todo de la novela histórica helenística, de los historiografos y de lo que pretendían ser “tratados científicos”, indica en un prologo, que quiere exponer y aclarar la intención de la obra, el método y los criterios adoptados. También los materiales disponibles y susceptibles de ser utilizados como fuentes atendibles y verdaderas. - El “Evangelio según Lucas pretende ser una enseñanza de segundo nivel, no tanto para informar al “egregio Teófilo”, que ya recibió una enseñanza sobre Jesús (katechéthes), sinó para confirmar la validez de la predicación evangélica que recibió con una investigación histórica precisa de los hechos. Trata de que hacer seguro (aspháleia, “certeza”) el conocimiento de Teófilo, posiblemente para completarlo o para corregirlo.
- En estos parámetros, el prólogo del Evangelio lucano esplicita cinco momentos constitutivos en la elaboración de la obra.
1). Los “acontecimientos realizados entre nosotros”. La expresión utilizada inscribe a Lucas, a sus predecesores, a su destinatario y a sus lectores, en el ámbito común de una tradición de fe para la que los acontecimientos narrados son la@ realización de la voluntad de Dios.
2). Esta tensión entre la pluralidad de los hechos y la perspectiva unificadora del cumplimiento de las Escrituras, la encontramos en dos momentos sucesivos, en la aportación de los “testigos oculares” que luego se convirtieron en “ministros de la palabra”.
3). Es el tiempo de las tradiciones orales, y los hechos visibles y comprobados en su diversidad han sido transmitidos en los diferentes momentos de la comunicación apostólica y ministerial, en la predicación, en la catequesis, en las controversias, etc. Son, sin embargo, comunicaciones convergentes en la medida en que se transmieron siempre por los ministros “de la palabra”.
4). Luego, Lucas tiene en cuenta las dicumentos escritos por los numerosos autores que ya han dado forma a estos informes. Entre las fuentes utilizadas por Lucas conocemos el Evangelio según Marcos, la fuente de los dichos (de los ‘lógia’, identificada por la sigla alemana Q), común a Mateo y a Lucas, y probablemente una o más fuentes de las que Lucas extrae el material que le es propio.
5). Por último, Lucas presenta su propia redacción, que sitúa ante las de sus predecesores, motivándola por ser más cuidada en estilo y en organización, más completa y mejor informada.
- El prólogo lucano refleja la tensión entre la diversidad y la unidad, inscrita en la bipolaridad del evangelio predicado y el apóstol. Por un lado, Cristo y los apóstoles están asociados en la íntima relación de los “acontecimientos cumplidos” con sus “testimonios oculares”, conocidos por los creyentes adicionales y también por los evangelistas.
- Por otro lado, sin embargo, si Cristo se sitúa del lado de los acontecimientos cumplidos, los apóstoles, en cambio, que luego se convirtieron en “ministros de la palabra”, están del lado de la proclamación del Evangelio.
La diversidad se caracteriza por las condiciones del trabajo del hagiógrafo. Nace de la brecha entre los acontecimientos y los testimonios y crece con el alejamiento en el tiempo. - Cuando Lucas pone mano en su obra, verosimilmente en las últimas décadas del siglo I, consciente de la distancia que lo separa de los acontecimientos que pretende contar, reconoce el valor insustituible de los testigos oculares, cuyo testimonio se ha transmitido oralmente en la predicación; parece más crítico que sus “numerosos” predecesores, editores de narraciones articuladas (es decir, escritas), y aunque se considere un colega suyo, tiene la pretensión de hacerlo mejor y más seriamente que ellos.
- Sin embargo, la perspectiva de la unidad está presente en cada paso: los hechos son “realizados entre nosotros”, las promesas de Dios se han hecho realidad en el asunto de Jesús. Este es el ‘Evangelio’; las tradiciones son transmitidas por ministros “de la palabra”.
- Pero Lucas, el teólogo, también expresa la problemática de la deseada unidad con las competencias específicas del historiador.
Será su premura examinar la integridad de los testimonios, de las fuentes. Como garantía de su proyecto expone su método con cuatro expresiones: desde el origen (ánothen), de forma exhaustiva (pâsin) , con precisión (akribôs) , en el orden (kathexês).
La precisión y la exhaustividad, garantizadas por la deontología del historiador, sirven para fortalecer la fe enseñada, para asegurarla con una base sólida y fiable. - En relación a la unidad y diversidsd del Nuevo Testamento, el prólogo de Lucas indica con fuerza un programa que lleva al ilustre Teófilo, y con él a cada uno de sus lectores, desde la pluralidad de las narraciones (‘muchos’ [polloi], primer término del texto griego), hasta la certeza (aspháleia) de la enseñanza recibida, que es última palabra de este prefacio.
Mons. Jaume González-Agàpito