LA EPÍSTOLA DE JAIME EN EL NUEVO TESTAMENTO
1.Presentación
- La Epístola de Jaime es la prueba de la antigüedad del dualismo entre judeocristianos helenistas y helenistas paulinistas. Eso mismo y la presentación concreta de la vida cristiana de la Epïstola jacobina del Nuevo Testamento, ha sido el problema de la aceptación y recepción del documento en las confesiones cristianas.
Ha pasado de ser considerada ‘antievangélica’por Martín Luthero y por todos lis paulinistas protesrantes defensores de la ‘justificación’ sólo por la fe, a ser rehabilitada porque ha sido mejor entendida. - La Epístola de Jaime tiene una amplia mirada sobre la vida económica y social que rodea al cristianismo primitivo. El documento es una verdadera enseñanza de ética social a todas las comunicades cristianas en forma de una carta abierta o encíclica, en un lenguaje no especulativo.
Parte de la observación precisa de la vida concreta y cotidiana de los cristianos, pero, considerados, también, hombres del Imperio Romano. Una amplia extensión política y social, con una lengua común ( la koiné) griega, una buena oferta filosófica y una curiosa variedad religiosa son el entorno, real e histórico de la Epístola de Jaime. - Debido a ello, el mundo occidental gozaba de un amplio espacio de prosperidad económica y de un intenso intercambio comercial, ideológico y personal. Esa prosperidad y ese bienestar ofrecen a las personas una gran mobilidad social y económica con grandes posibiludades y grandes riesgos que intentan conducir y orientar los estoicis y la Epïstola de Jaime (Ja 4, 13-5,6).
- El autor de la Epístola nos recuerda a Filón de Alejandría: con una espiritualidad anclada en una interpretación alegóruca del Antiguo Testamento. También nos descubre unas raíces cristianas que tienen mucho a ver con el mateano Sermón de la Montaña (Mt 5-7), Jaime presenta el ideal ético de los pobres ( […] οἱ πτωχοὶ τῶ πνεύματι, Mt 5, 3) a quienes promete no solo la salvación escatológica (Ja 1,21; 2,14; 4, 12.15; 5,20), sinó el Reino de los cielos Mt 5, 3: “[…] ὅτι αὐτῶν ἐστιν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν”. Estructura
- Los cartesianos, amigos del orden y de la estructura, tienen dificultad en descubrirlos en la Epïstola de Jaime. La unidad es sólo temática. Como los maestros del cinismo y algunos del estoicismo hacïan en el siglo I d.C., y contrariamente el género epistolar neotestanentario de Pablo, de Pedro o de Juan, Jaime yuxtapone los elementos que representan su ‘cartilla’ de la buena y verdadera vida cristiana.
- El orden de la Epístola de Santiago, en un rápido esquema, es el siguiente:
- Destinatarios y saludo epistolar
- Las pruebas (1,2-19a). La prueba de la fe
- Resoetar la palabra de Dios y resistir las pretensiones del poder (1,19b—3,18)
- La providencia de Dios y los poderes del mundo (4,1—5,20)
- 5,19-20 convertir a los extraviados
Género literario de la Epïstola de Jaime
- Como he escrito más arriba, la Epístola de Jaime se presenta como una ‘encíclica’: una circular a la Iglesia universal, enviada por un “siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus de la diáspora”: “ἰάκωβος θεοῦ καὶ κυρίου ἰησοῦ χριστοῦ δοῦλος ταῖς δώδεκα φυλαῖς ταῖς ἐν τῇ διασπορᾷ χαίρειν” (Ja, 1, 1).
- Esta denominación de los destinatarios (“ταῖς δώδεκα φυλαῖς ταῖς ἐν τῇ διασπορᾷ”), es metafóricamente filoniana: los cristianos dispersos en el universo ideológico, económico y social del Imperio Romano.
- Luego, Jaime se dirige a “ἀδελφοί μου, a sus hermanos (1,2.16.19; 2,1.5.14; 3, 1.12; 4,11;5,7.9.12.10.19). Falta cualquier explicación precisa de esos “ἀδελφοί μου = mis hernanos. Los destinatarios estan vinculados entre sí explícitamente, parecen ser algo en común y tener conciencias de ello.
- Luego sigue un florilegio de dichos, aforismos, enseñanzas morales y formas de comportamiento cristiano que recuerdan la diatriba de los cínicos y estoicos.
Composición
- El género argotativo de la Epístola de Jaime, parecido al paulino-lucano de Hech 17,16: “Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se irritaba en su interior al ver que la ciudad estaba llena de ídolos”. Pero,
su estructura es fragmentada y su estilo realista y concreto, atento a la cotidianidad cómo el del Sirácido, del libro de la Sabiduría, de Filón de Alejandría, el de los cínicos y estoicos y Erasmo de Rotterdam en sus “Adagios” del año 1500 y sus ocho ediciones posteriores. - En la Epístola de Jaime el mensaje no es ‘lógico’ en sentido fornal, ni es aristotélico, ni cartesiano. Se trata de una secuencia de silogismos, demostraciones, escenas, parábolas, paradojas “more stoico” y refranes que con ironía de la más pura raza griega, rozan casi la broma estoica. Utiliza un amplio repertorio de conocimientos literarios y filosóficos para interpretar el mundo que le rodea y descubrir el sentido de la realidad que describe. Aporta citas de la literatura hipocrática, de Sófocles, de Epicteto y de Séneca.
- Todo ello nos hace descubrir que el autor de la Epístola de Jaime es una persona culta, que conoce la retórica griega. La :Epístola de Jaime tiende una amplia mirada a la vida económica y social que rodea al cristianismo primitivo.
- Referencias al Antiguo Testamento griego (el autor trabaja visiblemente a partir de los LXX)
- La Epístola de Jaime presenta la mayor creatividad filológica del Nuevo Testamento: 63 nuevas palabras neotestamentarias.
Encudramiento histórico de la Epístola de Jaime
- Tanto el entorno de su origen como la fecha, como la entidad del autor y los destinatarios de la Epístola de Jaime siguen siendo enigmas para la investigación histórica y literaria de hoy.
- Ello se debe a que la extraña de la Epístola contrasta con el corpus paulino (a pesar de Ja 2, 14-26), con la historia de la misión ofrecida por la obra lucana y con a la historia del judaísmo que conocemos por otras fuentes. La Guerra judía y la destrucción del Templo que sirven de referencia para establecer la cronología y la geografía de otros textos, no son útiles aquí. Ni Incluso los parentescos literarios con el Sermón de la Montaña y el evangelio de Mateo (Ja 5,12 / Mt 5,34-37; Ja 5,19s /Mt 18,15-20) no permiten una en la Epïstola de Haime una reconstrucción de las tradiciones que conduzcan a conclusiones unívocas sobre la obra.
Autor
- La Epístola se presenta como la obra de Jaime, siervo de Dios y del Señor Jesucristo” (1,1). Pero esta misma firma plantea más problemas de los que pretende resolver.
- La Epístola de Jaime y los “Jaimes” del cristianismo primitivo, es la primera incóngita. La primera pregunta se refiere a la identidad del ‘Jaime’ al que la epístola pretende referirse. De hecho, el Nuevo Testamento conoce a varios Jaimes.
- El primero es Jaime, hermano de Juan, hijo de Zebedeo. Según los relatos de los tres primeros evangelios, es uno de los cuatro primeros discípulos llamados por Jesús (Mc 1,19; Mt 4,21; Lc 5, 10), que constituyen el primer grupo de la lista de los Doce (Mc 3,16-18; Mt 10,2; Lc 6,14; Hech 1,13). Este primer Santiago desempeña un papel destacado en los relatos evangélicos; forma parte tanto del grupo de los tres como del grupo de los cuatro compañeros íntimos de Jesús, pero su actividad en la historia del cristianismo post-pascual ha dejado pocas huellas. Según Hech 12,2, Herodes Agripa lo hizo decapitar alrededor del 44 d.C. No parece ser el autor de la Epïstola de Jaime.
- Un segundo Jaime mencionado en la lista de los Doce (Mc 3,18; Lc 6’ 15; Hech 1,13, nombrado en Mt 10,3 Santiago hijo de Alfeo). Podrïa ser el apöstol autor.
- Un Jaime, nieto de una cierta María (Mc 15,40), es otra posiibiludad incontrastable.
- Los evangelios hablan de un miembro de la familia, pero incrédulo de Jesús presente en Nazaret (Mc 6,3; Mt 13,55). Es otea posibiludad, más si lo identificamos con el Jaime de Jerusalén.
- A este, la tradición pre-pauliniana de I Co 15,3-7 lo cita a la cabeza de la segunda cadena de testigos del Resucitado (Pedro, los Doce, los 500, luego Jaime y todos los apóstoles. Representante de los círculos judeocristianos palestinos, Jaime. , llamado “Jaime el Justo” (Evangelio de Tomás, log . 12), parece haber substituïdo muy pronto a Pedro y haber sido la cabeza de las iglesias de Jerusalén y Judea (Hch 12, 17; 15, 1321; 21,18).
- Flavio Josefo, en las “Antigüedades judías” (20,20), subraya su piedad, su amor por el pueblo judío y su muerte como mártir ordenada por el sumo sacerdote Ananias, en el año 62 d.C.
3. Muchos biblistas proposen a esté Jaime, el hermano del Señor, cómo posible autor de la Epïstola. Se basan en particular en la Epístola de Judas, atribuida a “Judas, siervo de Jesucristo, hermano de Jaime” (Judas 1). Tanbién el Evangelio de Tomás hace de Jaime el ‘representante’ postpascal de Jesús (log. 12). Rambién es un testimonio la Epístola apócrifa de Jaime encontrada en Nag Hammadi.
- En contra, o cómo un obstáculo para que esteJaime ses el autor, se puede de ir lo siguiente:
- La presentación de Jaime como “servidor de Dios y del Señor Jesucristo” (Ja 1,1) sigue siendo muy vaga. Puede referirse a Jaime como la figura bien conocida del hermano del Señor, pero también a cualquier otro Jaime conocido o desconocido del cristianismo primitivo.
- El vínculo entre la epístola y la personalidad de Jaime, el hermano del Señor, sólo se estableció en la tradición patrística posterior y en la historiografía cristiana. No fue hasta finales del segundo siglo que se empezó a atribuir la Epïstola al hermano del Señor.
- Orígenes conoce una carta de Jaime de la que cita pasajes como palabra de escritura. Sin embargo, Hegesipo no lo sabe.
- El canon de Muratori ni siquiera menciona la epístola
- Eusebio de Cesarea (siglo V d.C.) informa de la aún controvertida canonicidad de ka Epístola de Jaime (Historia Eclesiástica 11,23,24-25)
5. De la historia de la recepción de la Epistola y su reconocimiento tardío en la Iglesia antigua, se puede deducir que su autor probablemente no debe identificarse ni con Jaime, hijo de Zebedeo, ni con Jaime, el hermano del Señor, que son las dos personalidades del cristianismo primitivo conocidas como Jaime. O la epístola de Jaime es pseudépigrafa, es decir, se da el nombre de un autor que no es suyo, o es obra de un Jaime desconocido.
6. Diferentes observaciones de orden literario y teológico confirman que es improbable la autoría de la Epístola por Jaime el hermano del Señor. Pero, yo creo que esis inconvenientes son más de orden teolögico que literario. Los enemigos de la teología de la Epïstola de Jaime, no puedan aceptar el origen jerosolimitano y de la mano de “Jaime, hernano del Señor”. Las razones principales que alegan, son estas:
- La epístola argumenta con un concepto de ley proveniente del estoicismo y del cristianismo helenístico (la “ley perfecta de la libertad”, Ja 1,25; la “ley real”, 2,8, encontrando su expresión en el mandamiento de amor de Lv 19,18).
- No tiene parentesco con la insistencia en la circuncisión y en la observancia de las reglas de pureza alimentaria a la que Pablo atribuye en Ga 2,1-21 el nombre de Jaime.
- Es singular que la epístola nunca argumente a partir de la vida, la enseñanza o la resurrección de Jesús.
- Es sorprendente que el autor no utilice ni el texto hebreo del Antiguo Testamento ni las versiones arameas. Cuando se refiere al texto bíblico, lo hace siempre con los LXX o florelegios dependientes de ellos.
- Los parakelos literarios más cercanos a la Epístola provienen de los pseudépigrafos del Antiguo Testamento y de la literatura judía helenística (Siracide, Testamento de los Doce Patriarcas, Filón de Alejandría), o del Evangelio de Mateo, la Epístola de Clemente de Roma, la Epístola de Berbabé, él Pastor de Hernas y la Didaché. Son obras helenïsticas del fin del siglo I o principios del II que se refieren, de lejos o de cerca a tradiciones judeo-cristianas helenistas.
7. De estas observaciones y del carácter literario de la Epístola, deducen que el autor es una persona de lengua griega educada en la escuela helenística; se refiere a la Escritura del Antiguo Testamento y a las tradiciones judías como una documentación literaria vestida ciertamente de una autoridad particular, pero que, al igual que las palabras de Jesús o las palabras de sabiduría helenística, da forma de “Ley real” o “Ley perfecta de la libertad”. Probablemente sea un cristiano culto de origen pagano de la segunda o tercera generación cristiana.
Fecha de composición
- El término a quo de la datación de la epístola es proporcionado por la argumentación de que conoce la terminología de las grandes carta de Pablo, concretamente la Epístola a los romanos, y quizás de la Epïstola a los Gálatas. De ello provienen cuatro razones:
- La Epístola de Jaime sólo utiliza (2,21.24.25) el verbo justificar, central (24 ocurrencias) en la teología de las letras paulinas;
- El sustantivo ‘justicia’, que aparece unas cincuenta veces en Pablo, sólo se usa aquí en el sentido de la justigicación (2,23), mientras que 1,20; 3,18 le dan un significado diferente;
- El concepto de fe, que aparece cinco veces en el resto de la Epístola (1,3.6; 2,1.5; 5’15), sólo se opone aquí a las obras (2, 14.17.18.18.18.20.22.24.26);
- El ejemplo de Abraham (2,20-24) retoma, dándole la vuelta, la argumentación exegética de Pablo en Rm 4, 1-12 y Ga 3,6-9.
- De ello se deduce que lo más probable es que la de Jaime se haya redactado a más tardar a finales de los años 50 o principios de los 60.
- Un cierto término ad quem es proporcionado por la imagen que la epístola da de las iglesias. Ella no deja ver nada del desarrollo de los ministerios observable en las epístolas deutero-paulinianas y las Pastorales. Jaime parece conocer, en las comunidades a las que se dirige, sólo una estructura análoga a la de las sinagogas. Allí se encuentran maestros (3,1) y un colegio de ex alumnos (5,14).
- Sin embargo, en la apreciación de estos datos hay que tener en cuenta la diversidad de las estructuras de las Iglesias y las diversas eclesiologías del cristianismo primitivo.
El “Colegio de Ancianos” es una forma de dirección de la Iglesia que los Hechos conocen bien, y es la forma de dirección de la Iglesia que gobierna las comunidades de Corinto hasta poco antes de la redacción de la Epístola de Clemente de Roma, es decir, probablemente en las últimas décadas del primer siglo. - Por lo tanto, se fija la redacción de la epístola hacia finales del primer siglo, o si se valora la proximidad a los Padres Apostólicos ( Clemente, la Epístola de Bernabé, la Didaché, el Pastor de Hermanás, Ignacio de Antioquía), hasta el primer tercio del siglo II. Lugar de origen
- factores decisivos para la determinación del lugar de origen son, por un lado, la educación del autor y, por otro, su conocimiento de los entornos portuarios de los centros urbanos, así como de las villas de los ricos habitantes de la ciudad en el campo.
Ja 1,58 muestra que Jaime conoce el mundo del mar. 4,13-17 deja entrever con mucha precisión el universo de los empresarios en viajes. 5,1-6 informa de las relaciones que pueden reinar en las propiedades de los notables. 2, 1-13 Advierte sobre el sistema ambivalente de patronato y protección que sus redes pueden ofrecer a los más pequeños. - Los comentaristas que están absolutamente interesados en leer la epístola como la obra de Jaime, el hermano del Señor, se ven obligados a fijar su redacción en Palestina. De lo contrario, pensamos en prioridad en Antioquía, Alejandría, Cesarea o incluso en Roma.
- Destinatarios
- La dirección designa a los destinatarios como las “doce tribus en la diáspora”. Por supuesto, esta dirección no debe tomarse en su sentido principal: los lectores a los que se dirige la argumentación no son judíos, sino cristianos.
- La ausencia, en la Epístola, de cualquier alusión a las problemáticas propias del judeo-cristianismo (observancia de la circuncisión, el sábado y las reglas de pureza alimentaria, cfr. Ga 2, 1-21; Rm 14, 1-15,13; etc.) permite pensar que está escrita para pagano-cristianos o para comunidades en las que el origen judío o pagano ya no crea conflicto de identidad. La noción de dispersión en la diáspora implica el universalismo de la carta.
- De hecho, dresconstruye una relación contradictoria entre la riqueza y la pertenencia a los “hermanos”: a los ricos se oponen los hermanos pobres (1,9-11) y los ricos nunca se llaman hermanos. La razón es teológica: son los pobres que Dios ha elegido para hacerlos ricos en fe (2,1-13; 5,1-11). Por lo tanto, la Epístola se dirige a los pobres.
- La ausencia de cualquier alusión a las relaciones amo-esclavo y las dificultades sociales que a ello se relaciona, corresponden a personas que viven en situaciones precarias, pero que son libres. Son pobres (2,6), pero deben proveen para su sustento (2, 15-17). Están tentados por la comodidad de los ricos (2, 1-13; 5,1-6), pero al mismo tiempo se encuentran desarmados ante el poder de estos (2,1-13). Son sin duda gente humilde que reclutan entre los pequeños campesinos, o, en las ciudades, entre los pequeños empleadis del comercio o los pequeños artesanos. Viven sin fortuna, lejos de la vida pública o de los honores, mal defendidos por la ley que defiende sobre todo a las familias de alto rango.
- No tienen ninguna relación con las esferas del poder (por lo que no hay lugar para una paresia del tipo de Rm 13 o Ap 13), pero están halagados por la presencia ocasional de caballeros o notables (2,1-13). No tienen los medios para una vida desordenada, pero miran con envidia a los que han tenido éxito (1,5-11; 4,13—5,6).
- Es importante, para comprender el significado de la argumentación, observar cuáles son las premisas. Por un lado, el término fe, que en todo el resto de la epístola designa la confianza activa de los creyentes (1,3.6; 2,1.5; 5,15), se convierte en 2,14-26 en la demostración verbal de una confesión puramente formal, a la que los propios demonios pueden asociarse (2,19).
- De ello se deduce que la fe que actúa en las obras, y que las obras realizan (2,22), no es otra que la fe de la que se debe hacer la petición en la oración (1,6); esto es lo que Pablo entiende por “la fe que actúa por el amor” en Ga 5,6.
- La segunda premisa de la argumentación es la existencia de una oposición que podría ser presente entre los hermanos entre fe y obras. Sin embargo, es importante señalar que esta oposición también es una oposición ajena al pensamiento paulino. De hecho, en las epístolas a los romanos y a los gálatas, el apóstol no se opone a la “justificación por la Ley” y a la “justificación por las obras”, sino más bien a “justificación por la Ley” o (“en virtud de la Ley”) y “justificación por la confianza en Jesucristo” o (“por la confianza de Jesucristo”). La distinción realizada por Pablo en Rm 3,1—4,25 y en Ga 2,14-21 no es de hecho una disociación de la fe y las obras, sino una oposición entre la acción justificativa de Dios y los privilegios conferidos por la Ley.
- Se concluirá que la Epístola de Jaime retoma parte de la terminología de Pablo y que parece querer refutarla, mientras que el problema que plantea es ajeno a la reflexión de Pablo. O la Epístola de Jaime malendió la argumentación del apóstol, o bien, lo que es más probable, ya no apunta a la comprensión paulina del Evangelio, sino a una recepción vulgar de éste que reclama erróneamente el paulinismo para negarse a ver las implicaciones interpersonales y sociales de la existencia creyente.
- La Epístola de Jaime, al oponerse a la justificación ”“por la fe sola”“ (2,24) y la justificación ”“por las obras”“ (2,21), resulta ser un eslabón indispensable entre la teología paulina de la justicia de Dios y la doctrina luterana de la justification.
- El cristianismo de los pobres
- No hay, para el Epístola de Jaime, ortodoxia; hay una ortopraxia de la fe cristiana. La línea de demarcación pasa por la elección existencial y real de la pobreza. “No se trata, en Jaime, de un ”“pauperismo sentimental”, como es posiblemente el caso en la obra lucaniana, sino de una actitud existencial que tiene valor de confesión de fe y que se expresa en la realidad de la práctica cotidiana.
- Jaime se hace cargo y combina a su manera tres ideas de la pobreza.
- La primera es la de la tradición espiritual del Antiguo Testamento y judía de los “pobres de Dios” que viven de la mano del Creador.
- La segunda es la de inteligencia de los filósofos cínicos y estoicos, según la cual quien ha abandonado todo y ya no tiene nada que perder es libre de todo.
- La tercera es la de la tradición evangélica de la enseñanza de Jesús, que llama a la multitud y a los discípulos a seguirlo, abandonando sus posesiones para entrar en la libertad amical del Reino.
- A partir de ahí, emprende una crítica teológica y antropológica de la pobreza; mientras los ricos se desmoronan en la desesperación y la miseria a las que condenan sus riquezas (Dios eligió a los pobres para hacerlos ricos en la fe (2,1-13).
- También reformula el Evangelio como una obediencia paciente a la llamada que Dios ha dirigido a sus destinatarios.
La razón por la que la Epístola insiste en la vocación de los cristianos a la pobreza no es prioritariamente una preocupación de ética social. La injusticia económica es, de hecho, para Jaime solo una consecuencia de la desgracia existencial a la que condena la riqueza (5,1-6).  - El análisis de Jaime es más bien antropológico. La búsqueda de la riqueza es una búsqueda de inestabilidad (1,5-8), porque la posesión de la riqueza es un bien perecedero (1,9-11), que lleva a los seres a perder la vida (4, 13-17); mientras les da la ilusión de seguridad y comodidad, los roe y los oxida desde dentro (5,1-6).
- Sin embargo, sería un malentendido comprender la ética de la disidencia social de la pobreza defendida por la epístola de Jaime como una llamada a la ascesis. La invitación a la pobreza es, por el contrario, la oferta evangélica de vivir en la libertad que resulta de la confianza en la providencia de Dios; es ella la que da el fruto temprano y el fruto tardío (5,7-11). Esta certeza es la fuerza que permite mantener su identidad frente al conformismo social, la ambición y el arrivismo; hace capaz de resistir la fascinación de las potencias del mundo (4,1-10); permite afrontar fielmente y en la perseverancia la precariedad de lo real (1,24; 5,7-11).
J. G. – A.