LA MISA DOMINICAL: Año B, domingo 28, 13 de octubre de 2024

Sugestiones de Mons. Jaume González-Agàpito para la plegaria i para la preparación individual

Sab 7, 7-11; Heb 4, 12-13; Mc 10, 17-30

1. La gran pregunta de hoy: “¿Quién puede salvarse?”.

1. Salvarse no es únicamente cumplir los mandamientos, aunque ello es importante: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven”. Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme”.

2. Ser cristiano es seguir a Jesucristo con “sólo una cosa te falta. Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme”. Esa respuesta contradice a los vendedores de santidad e hoy. Ellos afirman que las riquezas no contrarían la salvación.  Pero Jesús de Nazaret es muy radical: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios! […] “Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios”.

2. El seguimiento de Cristo

3. “El hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes. Hoy quizás hubiera encontrado algún buen vendedor de la salvación que le hubiera demostrado que se puede ser rico y entrar en el reino de los cielos.

4. Pero, “¿quién se salvará?”, preguntan los discípulos. Jesús da la gran respuesta: “Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible: Yo os aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna”.

5. ¡Eso no es lo que dicen esos semipekagianos vendedores de santidad! Ellos prometen y casi dan la salvación y la santidad a más bajo precio.
Pero es que Jesús el Cristo ha puesto la cuestión a otro nivel.

6. La Carta a los Hebreos no ha dicho “La palabra de Dios es viva, eficaz y más penetrante que una espada de dos filos. Llega hasta lo más íntimo del alma, hasta la médula de los huesos y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. Toda creatura es transparente para ella. Todo queda al desnudo y al descubierto ante los ojos de Aquel a quien debemos de rendir cuentas”. En esta perspectiva se comprende lo que Jesús ha dicho al joven y a sus apóstoles. Seguir a Jesús es transformar la vida desde lo más íntimo a lo más externo. 

3. La gracia de la santidad 

7. Esa es una ‘sabiduría’ que Dios concede a sus elegidos: “[…] vino sobre mí el espíritu de sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y en comparación con ella tuve en nada la riqueza. No se puede comparar con la piedra más preciosa, porque todo el oro, junto a ella, es, un poco de arena y la plata es como lodo en su presencia. […]Todos los bienes me vinieron con ella; sus manos me trajeron riquezas incontables”. Dice el Libro de la Sabifuría.
Lo ha afirmado también Jesús en el relato evangélico: “no dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras”. Pero el gran don es la vida eterna.

8. La vida eterna se obtiene, con la observancia de los mandamientos y con la ‘sabiduría’ que Dios concede para “darlo todo a los pobres” y seguir a Jesús. Ese seguimiento da lo que es imposible para los hombres y es posible sólo a Dios: nuestra propia salvación, es decir nuestra santificación ante el único verdaderamente santo. Es santo, no quien a comprado la santidad con obras humanas, sino quien a sido ‘divinizado’ por Dios con la gracia increada que es don divino de él mismo.

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