DIETRICH BONHOEFFER 5

  1. Curiosamente, llegado aquÍ, Bonhoeffer propone la antigua disciplica del arcano: “es necesario restablecer una disciplina del arcano, mediante la cual los misterios de la fe cristiana deben ser protegidos de la profanación”. Es necesaria una larga iniciación cristiana para no mezclar la consolación de Dios con las realidades dramáticas del ser humano, ni separar el cristianismo de la realidad.
    El cristianismo y la Iglesia no quedan diluidos en el mundo, sino que la Iglesia sigue siendo una Iglesia de bautizados en Cristo, cuyo testimonio permanecerá casi siempre oculto. Se propone la oración y la acción por los seres humanos según la justicia, como la concreción del testimonio cristiano. La vida de los cristianos será, como en la era de las catacumbas, silenciosa y oculta.
    La Iglesia es siempre Cristo bajo forma de comunidad, escondido entre los seres humanos, existiendo “para los demás” y viviendo de la sola gracia. Se evitarán pues la ostentación religiosa y la infatuación. La presencia de los cristianos en el mundo será una presencia en el mundo, pero respetuosa de su autonomía.
    Bonhoeffer constata, como muchos de nosotros, una especie de afinidad hacia las personas que no son religiosas, no por proselitismo, sino porque en ellas encontramos una especie de corrección de unos presupuestos que nos han sido vendidos como cristianismo y que no son sino la campana de vidrio protectora mediante unas hipótesis teológicas, cosmológicas y éticas que muchas veces “únicamente son una miuxtificación de Dios y de su obra, creadora y soteriológica”.

Mons. Jaume González-Agàpito

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