¿DON MARCELO FUE UN PROFETA?
- Ayer, a las 19,30 hizo 52 años que Mons. Marcelo González MartÃn me ordenó, sólo a mÃ, presbÃtero en la BasÃlica de Santa MarÃa de Mataró. Asistieron más de 40 curas y diáconos. La basÃlica de Santa MarÃa estaba a rebosar de fieles, de amigos y, también, de algunos cristianos de otras confesiones. La celebración fue ya en el rito reformado por el Concilio Vaticano II, que hacÃa 4 años habÃa concluido y que habÃa promulgado, después, San Pablo VI. Durante la homilÃa, yo estaba sentado entre dos ‘columnas’ de la archidiócesis de Barcelona: el Lic. Joan-Antoni Ventosa Aguilar, rector del Seminario Conciliar desde el año anterior, a mi derecha, y Mn. Francesc de Paula Pou Ginestà , rector de la parroquia, a mi izquierda.
- D. Santiago, antiguo secretario particular de Don Marcelo, ahora canónigo del Cabildo de la Catedral Metropolitana y Primada de Toledo, me envió amablemente, hace tres años, el texto del esquema de la homilÃa que Mons. González MartÃn habÃa preparado, escrito por él mismo manualmente, para la ocasión. Como todo lo que decÃa homiléticamente Don Marcelo era una filigrana de textos de la Sagrada Escritura, de los Padres de la Iglesia, del magisterio pontificio y de algunos autores que, entonces, habÃan escrito sobre la espiritualidad del clero diocesano. concluÃa con unas cuantas ideas suyas sobre el asunto. Pero, y es muy curioso, nada dijo de todo ello.
- El que, hacÃa dos años y nueve meses, era Arzobispo de Barcelona directamente sometido a la Santa Sede, desplegó toda su artillerÃa oratoria para condenar, con palabras fuertes y con una energÃa manifiesta, algo que a todos los asistentes, incluido el ordenando, sorprendió en gran manera. Ya no podÃa aguantar. Aprovechando mi ordenación presbiteral, querÃa y debÃa condenar, casi absolutamente, el estado en que se hallaba el clero de la archidiócesis barcelonesa.
- Sin darnos tiempo a reponernos de nuestra sorpresa, indicó clara y rotundamente el motivo: la deficiente formación del clero y el estado lamentable e inaceptable en que se encontraba el Seminario Conciliar de Barcelona. Para que lo entendiéramos mejor detalló, explÃcita y pormenorizadamente, lo que él consideraba un verdadero escándalo: los estudios insuficientes, la deficiente formación espiritual, la politización, el partidismo, la falta absoluta de una preparación pastoral y el escaso número y falta de selección de los seminaristas.
- Pero aquà no terminó. Fruto de todo ello eran las innumerables secularizaciones del clero diocesano, el carrerismo y las intrigas presentes en el clero barcelonés, la falta de atención a los fieles, la laización de las parroquias, el filo-protestantismo que habÃa arrasado la ornamentación de las iglesias y la pérdida del sentido de lo sagrado en el culto católico. Para el ordenado era una manera algo severa de prepararlo a su inmediata ordenación.
- Sin embargo, lo más gordo vino al final. Fue, al menos hoy lo parece, una profecÃa: Los fieles dejarÃan de acudir a la Santa Misa, los niños y las niñas no tendrÃan catequesis, los jóvenes estarÃan sin atención pastoral, las celebraciones matrimoniales serÃan civiles, la espiritualidad matrimonial no existirÃa, las exequias serÃan laicas, la sociedad vivirÃa en una gran indiferencia religiosa, Dios, como habÃa dicho, dos años antes el obispo anglicano John Robinson, estarÃa muerto.
- La causa de todo ello, aclaró el prelado, está en la misma Iglesia: falta de evangelización, ausencia en los media, olvido de lo que debe ser la escuela católica, falta absoluta de medios para la evangelización y para la asistencia social. Realmente los obispos y los presbÃteros daberÃan asumir su verdadera misión.
- Hoy, 50 años más tarde, parece que aquello que pareció, a no pocos, un despropósito era realmente una profecÃa. ¿La situación en la cual vivimos actualmente, en la iglesia Católica aquÃ, no es la clara constatación del realismo de aquella terrible homilÃa en la cual, mi padre, encontró a faltar, al menos, una mera felicitación al nuevo presbÃtero?
Jaume González-Agà pito