¿LA IGLESIA ES UNA Y SANTA O MÚLTIPLE Y PECADORA? ¿ES VISIBLE O INVISIBLE? LA RESPUESTA DE JAN HUSS

1. Wycliffe fue copiado y leído en Praga. Un poderoso movimiento reformista, vinculado a aspiraciones populares y nacionales, ya existía allí desde el último tercio del siglo XIV. Son testimonios de él, John Ivlilic de Kromeriz (1374) y Matías de Janov, quien, hacia 1389, había insertado un De Ecclesia en sus Regulae Veteris et Novi Testamenti. La Iglesia no aparece allí con el concepto de convocación de los predestinados, sino con el de “comunión de los justos”, en el “verdadero cuerpo místico de Cristo”, que constituye la parte santa y verdaderamente conforme a Cristo de la Iglesia global y visible de los creyentes, o universitas. Son las posiciones de un agustinismo reformista, pero que no eran, de suyo, contrarias al pensamiento del Obispo de Hipona. Querían, más bien, favorecer una justa crítica del carácter excesivamente clerical de la Iglesia, en beneficio de la vida cristiana.

2. Jan Huss dependió mucho más de Jonh Wycliffe. No es, sin embargo, que le siga en todo. Conserva, cierta ambigüedad, la idea de que la Iglesia-sociedad de los fieles; conserva mejor la idea del carácter sacerdotal y, por ello, de la validez del sacerdocio, incluso en los prelados indignos. Sin embargo, teniendo en cuenta esta relativa independencia, Huss reprodujo ampliamente en su De Ecclesia (1402-1413), pasajes enteros de los escritos de Wycliffe. Y así, sus adversarios, lo leyeron en esta perspectiva, así Gerson.
Toma de Wycliffe, en concreto, la noción de Ecclesia-universitas, o “total de los predestinados”, numerus predestinatorum, y esto ya en los sermones de 1410 (De Em. c.1 y 2; c. 7, p. 45). Si comprendemos en ella a los réprobos (que están in Ecc1esia, pero no son de Ecclesia (Op..14-I5 y 35-36) tenemos una Iglesia putativa, según la apreciación del mundo, reputativa secundum famam saeculi (c. 5, p. 39), a la cual le atribuye Huss cierto interés, pero aclara que no es la Iglesia universal y definitiva.

3. De la Iglesia, Cuerpo y Esposa de Cristo, la cual reúne y reunirá escatológicamente bajo su reino, solamente Cristo es el ‘jefe’ y el fundamento invencible, es petra (c. 3, p. 12; c. 4, p. 20; c.13, p. I07). Jesucristo es el ‘jefe’ que hay que reconocer para ser salvado (reinterpretación de la bula Unam sanctam en este sentido: pp. 97¬-98). Huss reconoce al papa cierto título de “jefe de la Iglesia”, pero exclusivamente en el plano externo, no en el plano, único plenamente verdadero, universal y definitivo, de la santa Iglesia de Dios. El papa no es el “Vicario de Pedro” si no reproduce sus virtudes (pp. 69-70 y 115). No tiene, si es el caso, más que un primado de virtud. Pero, ningún otro primado tiene lugar en la Iglesia santa. Huss deduce las consecuencias de estas ideas en lo que concierne a la obediencia, que se debe prestar únicamente al bien y a lo que es virtuoso (c. 17-2I).
La verdadera Iglesia, la de los santos, es realmente una “Iglesia invisible” . Así, de paso, salva su santidad. En medio de una multitud de gente cristiana y pecadora, en medio de las diferencias, herejías, errores e infidelidades de los hombres, existe una Iglesia santa. Sus miembros, individualmente y en su conjunto, los conoce únicamente Dios. Pero la verdadera Iglesia, “Una y Santa”, es sólo la que forman estos elegidos que, además, ya han sido dignos de ella.

4. Contra Jan Huss abundaron críticas y refutaciones. El arzobispo Jan de Jenstejn había preludiado, desde 1388, estas controversias con un De potestate clavium, en el cual abordaba dos grandes cuestiones: el primado del papa, caput secundarium; la visibilidad de la Iglesia, para pertenecer a la cual no se puede tomar como criterio la predestinación o el estado de gracia. En 1412, Estanislao de Znojmo, antiguo maestro de Jan Huss, defendía a la Ecclesia romana, constituida por el papa y los cardenales, en un Tractatus de Romana Ecclesia. Bajo este título y bajo la palabra misma de Iglesia, se ocultaban, desde hacía mucho tiempo, realidades muy diferentes. Esteban de Pálec distinguía en ella seis acepciones (De aequivocatione nominis Ecclesia, fin de 1412). En 1413-1415, Pálec editaba un Tractatus de Ecclesia y un Anti-Hus; la Iglesia es definida como congregatio fidelium, su unidad interna es la gracia santificante, no la predestinación; el papa, el de la bula Unam sanctam, es su jefe visible, se exalta su magisterio (sobre todo en el Anti-Hus). Johannes de Holesov había, también él, en 1412, exaltado el primado y el magisterio papal, utilizando textos patrísticos pero fuera de la perspectiva y del espíritu de los Padres: ¿Se puede creer en el papa? An credi possit in papam?. La mejor crítica de Huss se debe a un anónimo que propone una eclesiología dentro del esquema de las cuatro propiedades del símbolo y que muestra en la Iglesia militante un instrumento que prepara para la Iglesia triunfante.

5. Se puede afirmar que, en este conjunto de tratados, el de Ecclesia ya ha nacido. Se desarrollará posteriormentc en el marco del conciliarismo y del anticonciliarismo: encontraremos muy pronto a Juan de Ragusa y Torquemada, cuyo esfuerzo de síntesis supone las elaboraciones para las cuales Huss fue la ocasión.

Jaume González-Agàpito

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