LA MISA DOMINICAL: V DOMINGO DE CUARESMA
Sugestiones de Mons. Jaume González-Agàpito para la plegaria y para la preparación individual
Año B, Domingo quinto de Cuaresma, 17 de marzo de 2024
Jr 31, 31-34; Hb 5,7-9; Jn 12, 20-33
El horror del pecado en la Cruz
- La cruz muestra el pecado tal como es: un horror. La muerte de Jesús es el paradigma del pecado. ¿Cómo Dios puede permitir eso? ¿Dónde está Dios, cuando vemos ese horror de la Maldad en el Crucificado? Precisamente està ahí: en la víctima de la maldad.
- Considerando el peso de todo lo que iba a aguantar, Jesús dice: “Ahora tengo miedo.” ¿Cómo era posible estar sin miedo dado que tenía la misma carne humana como tú y yo? Él entendió lo que significaba ser golpeado por un látigo romano; tener la piel rasgada del cuerpo; experimentar una sed que aumenta mientras la sangre sale del cuerpo.
- La “Carta a los Hebreos” dice que, a pesar de ser Dios, Jesús suplicó al Padre “con fuertes voces y lagrimas.” Jesús pasó por tanta angustia porque veía claramente el signo y el propósito de su venida: salvarnos de nuestros pecados.
- La cruz nos juzga, porque revela el verdadero horror del pecado. El pecado muchas veces se esconde detrás de una máscara falaz. Destruir un niño pequeño se llama “libertad reproductiva.” Alterando los sentidos y quebrantando el corazón de otra persona se llama “partying”. Es el vocabulario carnavalero del encubrimiento del pecado.
- Muchas veces hoy es difícil convencer a alguien que esta mal el ir a ciertos locales, tener relaciones intimas desordenadas, usar drogas o tener experiencias con el mismo sexo. Si una persona tiene almenos un pequeño sentido de culpabilidad, no puede consolarse simplemente con la máscarada que encubre una decadencia general de nuestra sociedad.
- El Juicio de la Santa Cruz
- Jesús revela su triunfo de ese contradictorio lodazal en la Cruz salvadora. Desde allí, “atrae a todos”. Reina y es esperanza de salvación desde ese trono socialmente inconformista que es la Santa Cruz.
- Miro a Jesús cara a cara. Él es el juicio de mi pecado. ¿Qué le digo? Cualquier explicación es tan vacía como una cámara de ecos. Las palabras vuelven vacías. La cruz juzga mi pecado y el tuyo.
- Pero, si sólo ésto es la única cosa para lo sirve la cruz, algún pecador podría caer en la desesperación. La cruz nos juzga en un sentido mas profundo. No sólo revela lo ‘feo’ que es el pecado, sinó la grandeza de la misericordia de Dios. Es lo que Jeremías profetiza en la primera lectura: la cruz es esperanza de redención. Dios hace una nueva alianza con su pueblo, diferente que la que hizo con los Israelitas al salir de Egipto: la ley que Dios escribió en tabletas de piedra, ahora Dios la escribe en los mismos corazones.
- Vemos el pecado tal como es, pero también percibiremos algo más: la divina misericordia: “Todos me van a conocer, desde el mas pequeño hasta el mayor de todos, cuando yo les perdone sus culpas y olvide para siempre sus pecados”. La cruz juzga el hombre porque revela la profundidad de la misericordia de Dios. Es el icono de la Divina Misericordia.
- Los griegos quieren ver a Jesús y acuden a Felipe
- Jesús les respondió: “Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre será glorificado. Os lo digo con toda verdad: si el grano de trigo, cuando cae al suelo, no muere, queda solo, pero si muere, da mucho fruto. Quienes aman su propia vida la pierden; quienes no le aman en este mundo, la guardan para la vida eterna”. Es en la muerte del grano, en la cruz, cuando aparece la vida en la gloria de Dios.
- “En estos momentos me siento turbado. ¿Qué debo decir? Padre, ¿sálveme de esa hora? No, es para llegar a esa hora, que yo he venido. Padre, glorifica su nombre”. Una voz dijo del cielo estando: “Ya lo he glorificado, pero aún lo glorificaré”.
- Los griegos que quieren ‘ver’ a Jesús, oyen este testimónio epifánico de Padre. Y Jesús aclara: “No es por mí que se ha oído esta voz, es por vosotros. Ahora es el momento en que este mundo será condenado. Ahora el soberano de este mundo será expulsado, y yo, cuando seré elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”.