MIÉRCOLES DE CENIZA DE 2025

Joel 2, 12-18; Sal 50; 2Cor 5, 20-6, 2; Mt 6, 1-6. 16-18

  1. Nuestro destino es ser felices. La felicidad la buscamos, decía el Papa Benedicto XVI en una encíclica, incluso cuando, equivocando el objeto de nuestro anhelo, pecamos confundiendo el amor/deseo (eros) con el amor gratuito (agape).
    1) El primero busca el propio egoísmo en la venalidad del placer.
    2) El segundo conduce a la perfecta oblación del amor absoluto.
    Con los dos, recta o equivocadamente, buscamos la felicidad en la exaltación de nuestro ser que conlleva el abrazar lo sublime.
    1) En el primero es el dispositivo corporal que imita el amor verdadero.
    2) En el otro, hallamos el camino, que a través de la propia oblación, nos conduce a la experiencia del Absoluto que es el Amor verdadero.
  2. Hoy, al empezar la ejercitación cuaresmal, la Iglesia nos propone el aprendizaje de la felicidad en el ejercicio del amor verdadero. Ello requiere un cambio de valores y de mente (metánoia) que supere los movimientos irracionales de nuestra animalidad, el cálculo avaro de nuestra racionalidad y el superar el egoísmo de nuestra autosuficiencia.
  3. “No sólo de pan vive el hombre”. Lo experimentamos cuando nos privamos de comer para tener la libertad de dedicarnos por entero a nuestro espíritu.
  4. “Sólo a Dios adorarás”. Lo experimentamos cando somos capaces de apartar nuestro ídolo, el dinero, y darlo a los pobres.
  5. “No tentarás al Señor tu Dios”. Lo experimentamos cuando no tratamos a Dios como si lo fuéramos a dominar con la magia de nuestras plegarias, sino cuando quemamos horas en su adoración y trato.
  6. Precisamente ayuno, limosna y oración son nuestras armas en el combate cuaresmal.
  7. Este hoy, “Miércoles de Ceniza”, es el tiempo favorable para la conversión. Ahora, reunidos en la Iglesia de Cristo, estamos en el día de la salvación.
  8. Hoy y aquí, se puede producir el milagro de mi encuentro con Cristo y, con él, el cambio de mi vida y el encuentro de mi felicidad en el amor absoluto a Dios y en el amor al prójimo como a mí mismo.
  9. Vamos, pues, a aprovechar ese dís, en el que hemos dejado todas las tonterías de nuestra vida para ocuparnos de lo único necesario.
  10. Hoy, hacemos nuestra la plegaria de David el rey: “Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme, no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu Santo Espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza”. Amén.
  11. A la luz de Joel 2, 12-18; Sal 50; 2Cor 5, 20-6, 2; Mt 6, 1-6. 16-18, en esta Cuaresma vamos a ejercitarnos en nuestra vocación de ser felices. Esto no lo vamos a obtener sólo intentando ser buenos y olvidando que somos objeto del amor justificante de Dios. Pablo nos exhorta: “En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios”.
  12. ¿Cómo alcanzamos la reconciliación con él? Escucha de nuevo: “Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios”.
  13. Y ¿qué hemos de hacer? De nuevo Pablo: “Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice: “En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda”; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es el día de la salvación”. “Tanto Dios amó al mundo que le dio su Hijo unigénito” y hay que aprovechar el momento propicio”.

Jaume González-Agàpito

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