En la fiesta de San AgustÃn, resuenan en todo su profundo valor, en este agitado año, estas tres palabras del obispo de Hipona.
Apacentar, es decir, hacer de pastor es un cometido, una función, un oficio y una ocupación de los que aman.
Aman a Dios, sobre todas las cosas, con toda el alma, con todo el corazón y con toda la potencialidad del pensamiento. Amar al prójimo como a nosotros mismos, es descubrir la gratuïdad del amor.
Apacentar como un oficio de amor, es lo que los papas, los obispis i los párrocos hemos de aprender, hemos de creer y hemos de ejercitar. Papas polÃticos, obispos señores feudales y párrocos negociantes, ya nos sobran y no queremos tenerlos. Pero, pspas sabios, obispos santos y párrocos instruidos, los queremos y lis pedimos.
Pero, un ruego y una súplica, cortos y claros: queremos papas, obispos y párrocos con vocación de pastores. De pastores de oficio. De oficio de amor a Dios y al prójimo. De pastores de oficio de amor gratuito.
Que Dios nos conceda papas, obispos y párrocos con el oficio pastoral de amar. Que venga un San AgustÃn a enseñarnos el camino del “officium amoris pascereâ€.