SACRAMENTO DE CONFESIÓN, PENITENCIA Y RECONCILIACIÓN


Época de la Penitencia tarifada

  1. Sabemos de la profunda crisis traída a cada institución por las invasiones bárbaras. Por lo tanto, conocemos la profunda mutación que la propia Iglesia tuvo que hacer de sus propias instituciones, de sus propios estilos de vida, sabiendo que se encontraba con mentalidades completamente diferentes a la latina, del sabio estilo moral ligado a toda la reflexión de la misma latinidad, filtrado, meditado, iluminado por la revelación cristiana.

2 . Por otro lado, sabemos que la misma penitencia canónica tan solemne como excepcional llevaba en sí misma las razones de su decadencia: era precisamente su seriedad y su rigor, era precisamente su excepcionalidad la que la hacía impracticable para una Iglesia que ahora se llenaba de toda clase de personas, por su reconocimiento oficial y por haberse convertido ahora en la religión del Estado.

  1. Además, sabemos lo notable que era en los siglos VII y VIII la influencia de los monjes irlandeses en la evangelización de las poblaciones bárbaras y en la propia Europa continental, donde el crisol barbaros-europeos latinos se estaba enfumando para dar vida a una nueva civilización.
  2. Conocemos los rasgos fundamentales de la “nueva penitencia”, de la nueva forma de celebrar el Sacramento del perdón de los pecados.
    Vamos esquematizarlo.

A. Se toma del estilo monástico, de la costumbre del monje de confesar cada noche sus culpas al abad; Irlanda notoriamente había tenido la evangelización por parte de monjes y había desarrollado sus propios hábitos litúrgicos sobre el estilo monástico penitencial. Los usó en la pastoral seglar y los transportó al continente europeo.

B. Después de la confesión se daba inmediatamente la penitencia; la confesión se hacía al párroco y ya no al obispo; después de la confesión venía la absolución, dada también por el párroco..

C. Cada pecado tenía una penitencia muy precisa (por eso hablamos de “penitencia tarifada”), que debía cumplir el que recibía la absolución.

D. La absolución se daba inmediatamente, incluso antes de cumplir la penitencia, a aquellos fieles que estaban demasiado lejos de la iglesia y tendrían dificultades para volver por segunda vez.

E. El contexto anterior del acompañamiento de la Iglesia y del acogimiento de la comunidad quedó casi completamente no practicado y olvidado. La celebración de cada sacramento ocurre en la Iglesia, pero la visibilidad de ese camino dejó de tener importancia. Peor aún, la no visibilidad era quizás lo que se buscaba.

F. Existîa un sentido algo ‘bárbaro’ de la justicia: “do tú des”. Se había que reparar la ofensa hecha a Dios. Ante Dios y ante la Iglesia el pecador tenía que llenar el vacío que el pecado ha creado en la justicia divina.

  1. El resultado fue muy carracterístico y respondía a las coordenadas que he indicado:

A. Una cierta privatización del Sacramento de la Penitencia y una cierta actitud de la Iglesia que reconciliaba, pero con quien, muchas veces, el pescador no tiene consciencia de reconciliarse con ella.

B. Una acentuación de las “obras penitenciales” que corrían el riesgo de que aparecieran más importantes que él “camino penitencial”. Eran como lo que se debía “al acreedor”.

C. Sobre la “burocratización” de tales obras no es el caso de decir mucho, porque hay que no ser demasiado despiadido en la crítica, pensando en un contexto de pensamiento tan diferente y tan atormentado y pobre como era él de la época de la Penitencia ‘tarifada’.

Mons. Jaume González-Agàpito

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