UN DILEMA TRÁGICO PARA LA IGLESIA CATÓLICA: LEONARDO BOFF O MARCEL LEFÈBVRE?
- La Iglesia Católica está ante un dilema trágico: La “iglesia del Pueblo” inventada en 1975 en Brasil y que ha generado el pontificado del Papa Francisco y el anti-Concilio Vaticano II de Mons. Marcel Lefèbvre y la relectura católica de Juan Pablo Ii
- La Iglesia Católica ha enfrentado diversas tensiones y divisiones internas desde el Concilio Vaticano II (1962-1965), y los dos polos insinuadis —la “Iglesia del Pueblo” asociada a la Teología de la Liberación y el tradicionalismo lefebvriano— representan visiones opuestas de cómo debe interpretarse la fe y la misión de la Iglesia.
1. La “Iglesia del Pueblo” y la Teología de la Liberación
3. La llamada “Iglesia del Pueblo” surge en América Latina, especialmente en Brasil, influenciada por la Teología de la Liberación, que interpreta el Evangelio desde una óptica de justicia social y opción preferencial por los pobres. Esta corriente, que ganó fuerza en los años 70, fue vista por algunos como una politización del mensaje cristiano, cercana al marxismo, lo que llevó a la Santa Sede (bajo Juan Pablo II y el entonces Cardenal Ratzinger) a emitir advertencias y correcciones (como la Instrucción Libertatis Nuntius, 1984).
4. Sin embargo, el Papa Francisco, siendo el primer pontífice latinoamericano, ha retomado muchos de estos temas, aunque queriebdo distanciarse de los excesos ideológicos. Su pontificado enfatiza la misericordia, la inclusión de los marginados y una crítica al capitalismo salvaje, lo que algunos interpretan como una continuidad de la “Iglesia del Pueblo”, aunque dentro de un marco más pastoral que político.
2. El Anti-Concilio de Mons. Marcel Lefebvre
5. Por otro lado, el Arzobispo Marcel Lefebvre y su Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX) rechazaron las reformas del Vaticano II, especialmente la libertad religiosa, el ecumenismo y la reforma litúrgica (como la Misa en lengua vernácula). Lefebvre consideraba que el Concilio había traicionado la Tradición católica, lo que lo llevó a una ruptura canónica en 1988 al ordenar obispos sin permiso papal.
6. Juan Pablo II y Benedicto XVI buscaron acercamientos con los lefebvrianos, pero sin ceder en lo doctrinal. Benedicto permitió la Misa Tridentina (Summorum Pontificum, 2007), pero la FSSPX sigue en un estatus canónico irregular.
3. Juan Pablo II y la “Relectura Católica” del Vaticano II
7. Juan Pablo II y Benedicto XVI promovieron una “hermenéutica de la continuidad”, es decir, leer el Concilio no como una ruptura, sino en armonía con la Tradición. Esto buscaba equilibrar las tendencias progresistas y tradicionalistas.
¿Un dilema trágico?
8. Sí, en el sentido de que la Iglesia sigue realmente dividida entre:
- Quienes quieren una Iglesia más abierta al mundo (como Papa Francisco).
- Quienes desean un retorno a la Tradición preconciliar (como los lefebvrianos).
Ambos extremos critican al Vaticano II, pero desde perspectivas opuestas: unos lo ven como insuficientemente reformista, y otros como demasiado modernista.
Conclusiones
9. La tensión sigue vigente, y el futuro de la Iglesia dependerá de cómo logre mantener la unidad sin caer ni en el progresismo secularizado ni en el tradicionalismo cismático.
10. El Papa Francisco intentó un “camino intermedio”, pero enfrentó resistencias tanto de la derecha tradicionalista como de la izquierda radical.
11. Los más de 130 cardenales, en el Cónclave, tienen que responder a todo ello.
Mons. Jaume González-Agàpito